Muffins de mascarpone y pistachos

Hace tiempo que le vengo dando vueltas a la idea de que a cada loco nos da por nuestro tema.

No sabéis la de veces que he escuchado a mi madre durante mi adolescencia y los años posteriores repetirme esa frasecilla que entonces hasta me irritaba y ahora, con la perspectiva que da el tiempo y la experiencia, no puedo más que darle la razón.

Me acuerdo de aquellos años en los que tenía empapeladas las paredes de mi habitación y la carpeta del instituto forrada con fotos de Raúl el jugador del Real Madrid. Además hacía todos los trabajos de clase que podía sobre él (creo que los profesores de inglés y lengua estuvieron a punto de llamar al manicomio ¡estoy segurísima!)

Años más tarde, superada la "Raulitis", recuerdo que me encaprichaba con una canción y la ponía en mi equipo de música (esos armatostes que ahora han sido sustituidos por tables, móviles, IPOD...y algún que otro cacharro más que yo desconozca) o en el ordenador (que era un PC de mesa monstruosamente grande) para que la repitiera una y otra vez y así podía estar una tarde entera cantando y bailando a grito pelado si hacía falta y mi madre al borde de un ataque si volvía a escuchar la dichosa cancioncilla una vez más (o al borde de lanzarme por la ventana, no estaba claro)

Tengo más ejemplos, pero tampoco es cuestión de eternizarse. He elegido aquellos con los que la mayoría os podéis sentir directa o indirectamente identificados. Crear empetía, que se llama ahora.

Todo esto es para contaros que para seguir haciendo honor al dicho popular ahora mi nuevo tema son los muffins. No sé qué me ha dado que casi todas las semanas preparo una nueva receta de muffins y busco entre mis pendientes todas las recetas de muffins que tenía y voy seleccionando según los productos que tengo en casa, busco recetas en libros y por internet para aprovechar las frutas de temporada... Una obsesión total.

La verdad es que desde hacía ya un tiempo los muffins iban ganando puestos entre mis bocados preferidos. Me encanta la textura húmeda, lo fáciles que son de preparar y que en un muffin puedes poner prácticamente lo que te dé la gana. Además no hay que decorarlos y eso gana bastantes puntos conmigo que siempre voy tan mal de tiempo y con mi marido que tiene una paciencia bastante limitada en lo que a hincar el diente a lo que cocino y reposteo se refiere.

Los muffins que hoy os traigo fueron un amor a primera vista. Los vi en una ficha de una colección de repostería y me llamaron muchísimo la atención así que no tardé demasiado en prepararlos. Y esta vez el instinto fue acertado a medias porque recién preparados están muy ricos, son blanditos y encontrarte un pistacho en la masa es curioso (al menos yo hasta ahora los había usado más bien nada en repostería) porque da un toque diferente, pero en un par de días estaban muy secos, que no duros, pero sí que habían perdido su jugosidad y la humedad que los caracteriza.

 

Me sorprendió mucho porque los había conservado exactamente igual que conservo todos los muffins y cupcakes que preparo, guardándolos en un recipiente hermético y dejándolos en el frigorífico porque ya hace demasiado calor para dejarlos en la cocina y además temía que se pudieran poner malos al llevar mascarpone.

Pero os aseguro que encontré un remedio la mar de eficaz para que la falta de humedad no fuera un problema para acabar con los que quedaban. Basta con quitarle el papel al muffin, abrirlo y untarle crema de cacao, mermelada... ¡o lo que se os ocurra! No hace falta ponerle mucha, sólo con una cucharadita será suficiente para que vuelvan a ser un bocado delicioso.

También le estuve danto vueltas a la posibilidad de que el tupper se quedase mal cerrado cuando un ratoncillo que yo me sé lo abrió para llevarse algún muffin sin ser visto. El ratoncillo promete que lo dejó todo tapado y bien tapado, pero a mí me extraña mucho que bien tapados no siguieran estando húmedos y jugosos porque es la primera vez que me ha pasado algo así ¡y en menos de 48 horas! y porque recién horneados están de muerte.

Como a mí me gusta resolver misterios es muy posible que los vuelva a preparar muy pronto y os saque de dudas y si alguno los hacéis en casa, porque os aseguro que están muy buenos recién hechos ¡no dejéis de contarme si los vuestros perdieron jugosidad pasados dos o tres días!

Y ahora, después de tanto rollo sí que voy con la receta

Ingredientes:

* 260 gramos de harina para repostería

* 80 ml de aceite de girasol

* 100 ml de leche

* 100 gramos de azúcar. Yo puse azúcar de abedul Sucrafor

* 1 cucharadita de levadura química

* 3/4 cucharadita de bicarbonato sódico

* 250 gramos de queso mascarpone

* 1 huevo

* 1 pellizco de sal

* 100 gramos de pistachos tostados y pelados sin sal (pesados sin cáscara)

Elaboración:

1. En un bol ponemos el queso, el huevo, el aceite y la leche y batimos hasta obtener una mezcla homogénea.

2. Mezclamos la harina, el azúcar, la levadura, el bicarbonato y la sal.

3. Añadimos los ingredientes secos a los húmedos, ponemos los pistachos y mezclamos sin batir lo imprescindible para que la masa sea homogénea. Queda una masa un poquito densa.

4. Ponemos las cápsulas de papel en nuestra bandeja para muffins y con la ayuda de una cuchara para helados rellenamos las cápsulas casi hasta el borde.

5. Introducimos en el horno precalentado a 190ºC y horneamos durante diez minutos. Pasado ese tiempo bajamos a 180ºC hasta que los muffins estén listos lo que será aproximadamente diez minutos más.

6. Dejamos reposar cinco minutos en el horno apagado con la puerta entreabierta, sacamos, los quitamos de la bandeja y los dejamos enfriar sobre una rejilla.

Si no encontráis pistachos tostados y sin sal podéis usar pistachos salados. Para quitarles la sal y la piel bastará con ponerlos sin cáscara en agua hirviendo durante dos minutos. Les escurrimos rápidamente el agua y podremos quitarles la piel con facilidad. 

Mi consejo es que los desaléis el mismo día que vayáis a preparar los muffins o a lo sumo con un par de días de antelación porque se ponen malos muy pronto.

Como siempre os digo para conservarlos necesitaréis un tupper o lata con tapadera y guardarlos en el frigorífico especialmente ahora que hace calor y que con el queso se pueden poner malos en pocos días.

Para ser lunes no os podéis quejar que os he dejado una entrada larga, larga. Igual es porque estrenamos el mes de junio y veo cada vez más cerca mi ansiado horario de verano, pero no es fácil que un lunes tenga yo tanta facilidad de palabra...

Manos a la masa y ¡bon appétit!