Gachas dulces o poleás (en Monsieur cuisine)
Último día de Octubre.
Algunos celebran Halloween.
Otros son más del día de Todos los Santos.
Yo
vivo en tierra de nadie. Mis niñas son muy pequeñas para interesarse
por la fiesta de calabazas, murciélagos y arañas. Si alguno viene buscando inspiración para llevar hoy a su mesa un postre "terrorífico" le advierto que llega una semana tarde pero que la receta de la tarta de queso, calabaza y chocolate le espera en el índice del blog, así como estas deliciosas, sencillas y divertidas tumbas de chocolate o estos pastelitos con forma de calabaza.
Por otro lado en mi zona no se hace
nada especial más allá de la visita a los camposantos en este día.
Mucho me duele que no exista una tradición gastronómica en torno a esta fecha como los panellets, los buñuelos o la castañada con los que me estoy familiarizando desde que tengo el blog.
Intento rebuscar en lo más profundo de mis recuerdos. Rascar en las primeras tardes de frío, con menos horas de luz, en las que el olor a humo de chimeneas recién prendidas se colaba por las ventanas cuando mi abuela nos invitaba a entrar del patio, sentarnos en la mesa bajo la que había ya prendido un brasero de picón y calentarnos las manos.
Quiero recordar conversaciones de mis abuelos, historias que nos contaran de esos días, pero no soy capaz de encontrar ninguna tradición que se haya perdido. Hace un par de años, gracias a una amiga bloguera que ya publica muy esporádicamente recordé que por estos días mi abuelo traía del campo unas calabazas pequeñas, con forma de pera, de rayas verdes y amarillas que abría por arriba, vaciaba y tallaba con la punta de su navaja unas formas sencillas, casi siempre cruces y estrellas alrededor de la parte más gordita.
Después se añadía un poquito de aceite crudo en el interior, se ponía una mariposa (si tienes curiosidad por saber qué es pincha en este enlace) , se volvía a tapar y así hacía lo que él y mi abuela llamaban farolillos de Todos los Santos y que hacían desde pequeños.
Entonces mis abuelos no sabían qué era Halloween. Creo que ni yo misma (la mayor de los primos) lo sabía siquiera por los dibujos animados o los libros. Actualmente criticamos que nos traemos fiestas de otros países, pero si rebuscamos en nuestra memoria nuestros abuelos ya hacían cosas como vaciar calabazas y tallarlas, costumbres que han caído en desuso y olvido y que ahora parecen muy "extranjeras" porque es la tradición que vemos en otros sitios.
Las tardes de finales de octubre y principios de noviembre de mis recuerdos saben y huelen a manzanas (esta historia os la contaba hace poco en la receta del flan de manzana) a nueces recién recogidas y puestas a secar al sol en el patio, a batata cocida, a castañas, a gazpacho de patatas (una receta caliente que se tomaba acompañada de nueces recién partidas y bacalao desmigado), a dulce de membrillo en el fuego (su historia también os la conté hace tiempo cuando publiqué su receta), a pan de higo recién hecho, a compota de mebrillos...
Eran tiempos de recetas sencillas que aprovechaban lo que había a mano y daba la tierra. Veníamos de una cultura en la que nada se tiraba. El hambre y las penurias estaban aún muy presentes en la memoria de los que hacían con esmero aquellas recetas cuando los días se apagaban muy pronto y la oscuridad y el frío se colaba por las ventanas invitando más que nunca a refugiarse en el calor de los fogones.
Recuerdo que mi abuela preparaba gachas por estas fechas. Es un recuerdo vago y perezoso. Me esfuerzo y no soy capaz de verlas en su cocina, en cualquier plato colocado en la mesa o en el "poyo" que era como ella llamaba a la encimera que en su cocina era de obra.
Pero sé que las hacían (aunque no sé si las tomaban como plato principal o como postre, porque hay versión dulce y salada) así que he querido prepararlas y compartirlas con todos vosotros como homenaje a mis abuelos y como plato típico de mi tierra en estos días.
Evidentemente mi versión es dulce y os puedo asegurar que están tremendas.
Hacía bastante tiempo que me rondaba por la mente la idea de hacer gachas. Le había preguntado a mi madre en varias ocasiones pero su respuesta no me convencía. Sus indicaciones eran del tipo "primero tienes que tostar la harina en la sartén a fuego lento" "se le añade agua o leche poco a poco y se va espesando"
Ante la pregunta ¿cuánta leche? la temida respuesta "la que admita" "a tu gusto" "eso depende de lo espesas que quieras las gachas"...
Cuando llegó Monsieur Cuisine a mi casa (por si alguien está despistado es el robot de cocina de Lidl, el primo "pobre" de Thermomix) se me ocurrió buscar la receta y vi que con el robot era tremendamente sencillo prepararlas así que no había excusas (porque además las recetas eran bastante más precisas que las indicaciones de mi madre)
Una vez hechas en el robot he de reconocer que su manera de contar la receta ya no me parece tan complicada. En realidad es tal y como ella lo contaba, añadir poco a poco un líquido a la harina tostada al fuego e ir espesando en la sartén.
Pensándolo de manera fría no hay misterio alguno, pero para las pruebas hace falta tiempo y paciencia y ni lo uno ni lo otro se prodigan en mi vida desde que llegaron las niñas. Por ello no me arrepiento de haber tirado por la vía fácil y haberlas preparado en el robot de cocina porque de otra manera igual nunca habrían llegado a mi mesa ¡y no sabríamos lo que nos estaríamos perdiendo!
Miré muchas recetas y fui tomando ideas basándome también en lo que mi madre me había contado. Las gachas se pueden preparar con leche o con agua. Estas últimas eran las que elaboraban las familias más humildes. Si te podías permitir utilizar leche eran más nutritivas y símbolo de una economía familiar más pudiente.
Yo he puesto una pequeña parte de agua, porque lo vi en varias recetas, pero no habría problema alguno en sustituirla por leche. Dudo mucho que el resultado final, dado que es poca cantidad, varíe en cuanto a sabor o textura.
Con unos ingredientes sencillos, y bastante de andar por casa (quizá lo más "extraño" es la matalaúva que si no haces postres en casa seguro que no tienes, pero que se puede omitir y tampoco pasa nada) en un pispás tenemos listro un postre con sabor a la repostería de las abuelas que tantísimo me gustan y que deberíamos reivindicar y compartir más para que no se pierdan recetas tan sencillas y sabrosas.
La pregunta del millón ¿a qué saben las gachas? A limón, a anís y a canela. El toque de la matalaúva es muy sutil, yo al menos la uso en cantidades pequeñas, y si no tienes la puedes sustituir por un chorrito de licor de anís. El limón y la canela se notan pero tampoco predominan.
Yo que no me puedo estar quieta las he espolvoreado con más canela en polvo. No sé si lo he visto en algún sitio o ha sido una licencia mía total. Suelen servirse con trozos de pan fritos (picatostes, que son otro de los dulces de mi infancia y que un día traeré al blog) en la superficie pero ni tenía ganas de freír pan ni me apetecía aumentar el aporte calórico de las gachas.
La textura es similar a la de unas natillas o un flan. Más o menos espesas en función de la cantidad de leche, agua o harina y las manos que las preparan pero bajo mi punto de vista una total delicia te salgan como te salgan.
En casa duraron un suspiro. Tenemos buen saque y aquello que nos gusta no lo demoramos demasiado.
Hace unas semanas, a raíz de la foto de la boda, alguna de vosotras me preguntó qué hacía para estar tan delgada. Me encantaría decir que es genética, que me hincho de comer y no engordo pero no es cierto. Procuro comer de todo en cantidades pequeñas. Los postres por lo general se quedan en casa. Sólo me falta llevarlos a la oficina para estar comiendo todo el día, allí sólo botellas de agua y paquetes de chicles para no terminar redonda.
Hay cosas que no como: salsas industriales, snacks (ya sean patatas fritas, chocolatinas o gominolas), refrescos, alcohol... y otras como el pan que como con muchísima moderación.
Durante mi segundo embarazo me harté de escuchar que la recuperación tras el segundo parto no es tan fácil ni tan rápida. Que la media de tiempo está entre uno y dos años para volver a la talla que tenías antes del segundo embarazo. Elena cumplió el martes pasado 9 meses y he recuperado el peso que tenía cuando me quedé embarazda de ella.
No sólo eso, sino que he perdido además un par de kilos que había ganado aquella semana santa y que no perdí antes de enterarme del embarazo.
Vuelvo a estar en los 50 kilos y la talla 36 me vuelve a quedar holgada. Quizá mi ritmo de vida influye un poco, pero ya os digo yo que he tenido que ponerme seria y cerrar el piquito para recuperar mi peso, que los kilos no han caído solos por mucho que madrugue, mucho que trasnoche y mucho que me mueva a lo largo del día.
Pero este no es el tema de hoy y sigo con la receta, que en breve tenemos a los niños tocando a las puertas pidiendo caramelos y los que estamos trabajando estamos ya pensando en el puente que se nos avecina.
Es lo que tiene la globalización, yo os traigo un postre español de los de toda la vida y en el vestido llevo colgado un broche de calabaza (¿en alguna ocasión os he contado por casualidad que me encantan?)
Probablemente muchos de vosotros no hayáis probado las gachas, me atrevo incluso a afirmar que puede que alguno ni siquiera haya oído hablar de ellas, pero os invito encarecidamente a que una tarde cualquiera de este otoño os metáis en harinas y las hagáis en casa.
Estoy casi segura de que no os van a defraudar.
No me demoro más con la entrada de hoy. Tengo un bol reservado (en realidad dos, uno con canela y otro sin) para dar buena cuenta en vuestra compañía mientras os cuento cómo se preparan (en Monsieur Cuisine o Thermomix) y vosotros me contáis qué hacéis estos días o qué recuerdos os traen estas fechas.
Con unos ingredientes sencillos, y bastante de andar por casa (quizá lo más "extraño" es la matalaúva que si no haces postres en casa seguro que no tienes, pero que se puede omitir y tampoco pasa nada) en un pispás tenemos listro un postre con sabor a la repostería de las abuelas que tantísimo me gustan y que deberíamos reivindicar y compartir más para que no se pierdan recetas tan sencillas y sabrosas.
La pregunta del millón ¿a qué saben las gachas? A limón, a anís y a canela. El toque de la matalaúva es muy sutil, yo al menos la uso en cantidades pequeñas, y si no tienes la puedes sustituir por un chorrito de licor de anís. El limón y la canela se notan pero tampoco predominan.
Yo que no me puedo estar quieta las he espolvoreado con más canela en polvo. No sé si lo he visto en algún sitio o ha sido una licencia mía total. Suelen servirse con trozos de pan fritos (picatostes, que son otro de los dulces de mi infancia y que un día traeré al blog) en la superficie pero ni tenía ganas de freír pan ni me apetecía aumentar el aporte calórico de las gachas.
La textura es similar a la de unas natillas o un flan. Más o menos espesas en función de la cantidad de leche, agua o harina y las manos que las preparan pero bajo mi punto de vista una total delicia te salgan como te salgan.
En casa duraron un suspiro. Tenemos buen saque y aquello que nos gusta no lo demoramos demasiado.
Hace unas semanas, a raíz de la foto de la boda, alguna de vosotras me preguntó qué hacía para estar tan delgada. Me encantaría decir que es genética, que me hincho de comer y no engordo pero no es cierto. Procuro comer de todo en cantidades pequeñas. Los postres por lo general se quedan en casa. Sólo me falta llevarlos a la oficina para estar comiendo todo el día, allí sólo botellas de agua y paquetes de chicles para no terminar redonda.
Hay cosas que no como: salsas industriales, snacks (ya sean patatas fritas, chocolatinas o gominolas), refrescos, alcohol... y otras como el pan que como con muchísima moderación.
Durante mi segundo embarazo me harté de escuchar que la recuperación tras el segundo parto no es tan fácil ni tan rápida. Que la media de tiempo está entre uno y dos años para volver a la talla que tenías antes del segundo embarazo. Elena cumplió el martes pasado 9 meses y he recuperado el peso que tenía cuando me quedé embarazda de ella.
No sólo eso, sino que he perdido además un par de kilos que había ganado aquella semana santa y que no perdí antes de enterarme del embarazo.
Vuelvo a estar en los 50 kilos y la talla 36 me vuelve a quedar holgada. Quizá mi ritmo de vida influye un poco, pero ya os digo yo que he tenido que ponerme seria y cerrar el piquito para recuperar mi peso, que los kilos no han caído solos por mucho que madrugue, mucho que trasnoche y mucho que me mueva a lo largo del día.
Pero este no es el tema de hoy y sigo con la receta, que en breve tenemos a los niños tocando a las puertas pidiendo caramelos y los que estamos trabajando estamos ya pensando en el puente que se nos avecina.
Es lo que tiene la globalización, yo os traigo un postre español de los de toda la vida y en el vestido llevo colgado un broche de calabaza (¿en alguna ocasión os he contado por casualidad que me encantan?)
Probablemente muchos de vosotros no hayáis probado las gachas, me atrevo incluso a afirmar que puede que alguno ni siquiera haya oído hablar de ellas, pero os invito encarecidamente a que una tarde cualquiera de este otoño os metáis en harinas y las hagáis en casa.
Estoy casi segura de que no os van a defraudar.
No me demoro más con la entrada de hoy. Tengo un bol reservado (en realidad dos, uno con canela y otro sin) para dar buena cuenta en vuestra compañía mientras os cuento cómo se preparan (en Monsieur Cuisine o Thermomix) y vosotros me contáis qué hacéis estos días o qué recuerdos os traen estas fechas.
* 60 gramos de AOVE
* Una cucharada sopera de matalaúva
* La piel de un limón a tiras (sin la parte blanca)
* 120 gramos de harina
* 800 gramos de leche entera
* 150 gramos de agua
* 100 gramos de azúcar
* 50 gramos de miel
* Una cucharadita de canela en polvo
* Canela en polvo y/o picatostes para decorar
* Una cucharada sopera de matalaúva
* La piel de un limón a tiras (sin la parte blanca)
* 120 gramos de harina
* 800 gramos de leche entera
* 150 gramos de agua
* 100 gramos de azúcar
* 50 gramos de miel
* Una cucharadita de canela en polvo
* Canela en polvo y/o picatostes para decorar
Elaboración:
1. Ponemos en el vaso el AOVE, las semillas de matalaúva y la piel del limón. Programamos 5 minutos, 120 grados, velocidad 1
2. Cuando termine colamos el aceite para retirar las pieles del limón y las semillas o simplemente retiramos las pieles y dejamos las semillas. Eso al gusto de cada uno. Volvemos a poner el aceite tostado en el vaso si lo hemos colado.
3. Añadimos la harina. Programamos 5 minutos, 100 grados, velocidad 2
4. Ponemos la leche, el agua, el azúcar, la miel y la canela y programamos 15 minutos, velocidad 3, 90 grados.
5. Cuando termine programamos 4 minutos, 100 grados velocidad 3 y retiramos el cubilete.
6. Vertemos en los boles en los que vayamos a servir.
7. Antes de presentar espolvoreamos con canela en polvo o acompañamos de trozos de pan frito (picatostes)
Podemos tomarlas frías o calientes ¡Están deliciosas en cualquier caso!
Para guardarlas en el frigorífico hay que taparlas o acabarán resecas.
Si las queremos menos espesas aumentamos la cantidad de leche en 100 gramos y/o reducimos 20-30 gramos la cantidad de harina.
Como os he dicho antes os recomiendo que las preparéis en casa ¡al menos una vez merece la pena probarlas!
En mis indagaciones sobre la receta he aprendido además que hay zonas en las que es típico tomarlas en semana santa. En esta época se dejan preparadas aguardando el regreso tras horas de procesión para reponer fuerzas y en muchas ocasiones, sobre todo cuando se viene el tiempo frío, entrar además en calor si se toman templadas o calientes.
Y vosotros ¿cuándo las tomáis? ¿Son típicas de vuestra tierra? Contadme cositas que me encanta leer sobre tradiciones, recuerdos y recetas de abuelas que pasan de generación en generación.
Las crónicas de Lara y Elena vienen repletas de novedades. Pequeñas nimiedades pero grandes logros para ellas.
Lara ya escribe su nombre. Con letras torcidas, de tamaño irregular, no muy exactas, pero su nombre al fin y al cabo. Además reconoce la mayoría de las letras y cuando vamos por la calle me va diciendo ¡mira mi letra! ¡y la de Elena! ¡y la tuya! Se refiere a las iniciales pero también es capaz de reconocer otras letras que forman parte de los nombres de los demás (las suyas todas)
Elena tiene ya dos dientes. Bueno, más o menos. Uno ya le ha roto entero y el otro un piquito. Para navidad ya podrá estar comiendo turrones ja ja ja
Además ha aprendido a sentarse solita si está reclinada, se mantiene mucho más rato sentada y el tema gateo sigue siendo en plan culebra pero ya se le ve otra actitud.
El sábado pasado fue además su primera visita a la biblioteca. No había nadie y Lara y ella pudieron estar a sus anchas en la sección infantil. Lara lo disfrutó mucho más, es mayor y los libros le gustan. Volveremos este sábado para hacerle el carné a Elena y para que Lara devuelva el libro que se llevó y coger uno nuevo.
Y yo más ancha que larga. Me encanta meterles el gusanillo de la lectura en el cuerpo.
Una semana más me despido de vosotros agradeciendo vuestras visitas y comentarios ¡Sois lo mejor de esta aventura! Nos leemos en una semana y si tenéis puente ¡disfrutad!
Como os he dicho antes os recomiendo que las preparéis en casa ¡al menos una vez merece la pena probarlas!
En mis indagaciones sobre la receta he aprendido además que hay zonas en las que es típico tomarlas en semana santa. En esta época se dejan preparadas aguardando el regreso tras horas de procesión para reponer fuerzas y en muchas ocasiones, sobre todo cuando se viene el tiempo frío, entrar además en calor si se toman templadas o calientes.
Y vosotros ¿cuándo las tomáis? ¿Son típicas de vuestra tierra? Contadme cositas que me encanta leer sobre tradiciones, recuerdos y recetas de abuelas que pasan de generación en generación.
Las crónicas de Lara y Elena vienen repletas de novedades. Pequeñas nimiedades pero grandes logros para ellas.
Lara ya escribe su nombre. Con letras torcidas, de tamaño irregular, no muy exactas, pero su nombre al fin y al cabo. Además reconoce la mayoría de las letras y cuando vamos por la calle me va diciendo ¡mira mi letra! ¡y la de Elena! ¡y la tuya! Se refiere a las iniciales pero también es capaz de reconocer otras letras que forman parte de los nombres de los demás (las suyas todas)
Elena tiene ya dos dientes. Bueno, más o menos. Uno ya le ha roto entero y el otro un piquito. Para navidad ya podrá estar comiendo turrones ja ja ja
Además ha aprendido a sentarse solita si está reclinada, se mantiene mucho más rato sentada y el tema gateo sigue siendo en plan culebra pero ya se le ve otra actitud.
El sábado pasado fue además su primera visita a la biblioteca. No había nadie y Lara y ella pudieron estar a sus anchas en la sección infantil. Lara lo disfrutó mucho más, es mayor y los libros le gustan. Volveremos este sábado para hacerle el carné a Elena y para que Lara devuelva el libro que se llevó y coger uno nuevo.
Y yo más ancha que larga. Me encanta meterles el gusanillo de la lectura en el cuerpo.
Una semana más me despido de vosotros agradeciendo vuestras visitas y comentarios ¡Sois lo mejor de esta aventura! Nos leemos en una semana y si tenéis puente ¡disfrutad!
Manos a la masa y ¡bon appétit!
Esta época del año a mi me huele también a castañas, boniatos, calabazas y crisantemos, que es una flor que a casi nadie le gusta y a mi me encanta. Pero tampoco digo que no a una poleá, una receta que conocía, aunque no preparaba, hasta que lo hice y entonces la incluí en mi recetario porque es riquísima.
ResponderEliminarMe alegro que tus niñas sigan con los progresos propios de su edad y lo de meterles el gusanillo de la lectura me gusta, yo también lo hacía con los mios llevándolos a la biblioteca, con la niña lo conseguí, con el niño no, cada uno tiene sus aficiones.
Y tú no adelgaces más por favor, que no te van a ver y necesitas fuerza para bregar con esas dos niñas.
Un beso.
A mi definitivamente me huele a castañas, boniatos y moscatel con chocolate caliente, me sabe a panellets, los dulces típicos de semana santa en Cataluña.
ResponderEliminarLas gachas mi vecina las llamaba las natillas de fin de mes y las suyas estaban muy pero que muy ricas, y con mucha canela para mi por favor.
Chica suerte tienes que sólo controlando la báscula te sea tan agradecida ;o)
Feliz fin de semana,
Besos,
Palmira
Tiene una pinta estupenda, yo hace tiempo que probé las gachas y no me gustaron mucho, es como un mazacote que se come todavía en la Mancha, mi vecina le pone también setas o panceta hincando el pan y zas para adentro, vamos yo ese día subo 10 kilos, con lo que me cuesta bajarlos ufff.
ResponderEliminarbesitosss y disfruta de estas marravillosas gachas dulces ñam
También me huele a castañas, además que me encantan. Me quedo con tu receta y te deseo un buen puente
ResponderEliminarHola wapa. Yo levanto la mano (no las he probado) pero si se de ellas de echo un villancico las nombra...(un pastor comiendo gachas estaba cuando....) Voy a hacerte caso y me las pienso hacer. Disfruta de las peques y as su ritmo.Un besazo
ResponderEliminarHola Cuca, pues que quieres que te diga... a mi también me huele a castañas, boniatos, poléas, arroz con leche, pan frito (o rebanás) en fin, dulces tradicionales de toda España y Andalucía (nuestra tierra) que, como bien cuentas, con poco dinero y lo que había en casa, se apañaban nuestras madres y abuelas para alegrar las fiestas...
ResponderEliminarLas poleás, en mi casa, se comían más para Semana Santa, aunque recuerdo que también se preparaban para esta época... y siempre con coscorrones fritos... Mmmm... a pesar de que engorden más, a nosotros nos gustaban con sus coscorrones, pues eso es la gracia del postre, al menos para mí. Aunque también las he comido más de una vez sin ellos.
Me alegro mucho que tus princesas vayan aprendiendo poco a poco... a ver si Elena se arranca ya a gatear, que esa etapa es muy bonita (lo digo por mis sobrinos...) Os mando un beso a todas y que tengáis buen fin de... largo...!!!
Que ricas estas gachas en casa las tomabamos en invierno muchas noches para cenar calentita , hace años que no la como. eso es bueno que ls gusten leer desde pequeña .Tu si que eres la mejor con tus aventuras formamo parte de ti gracias besitos guapa
ResponderEliminar¡¡Hola Cuca!! La tecnología está para ayudarnos y hacer estas gachas en la maquinita, es una idea estupenda. Además, hay gente que tiene thermomix y máquinas similares, que las cremas ya sean dulces o saladas, dicen que quedan muy bien en este tipo de aparatitos. Y si lo tienes en casa, lo suyo es darle marcha y aprovechar todas sus ventajas. De hecho, han quedado bastante bien y finas. Bueno, yo si conozco las gachas, mis padres y hermanos mayores son todos de la provincia de Jaén, así que era un dulce muy típico que mi madre hacía siempre para Todos los Santos. En Semana Santa hacía roscos, no era tan típico hacer gachas. Mi hermana pequeña, sigue haciendo gachas, sobre todo para mi hermano mayor, que le gustan bastante y mañana irá a por su ración seguro a casa de mi padre. Nosotros también le ponemos los trozos de pan frito, aunque creo que nuestra receta (también medida por pizcas, la que admita y demás), queda más durita, más tipo flan que natillas, pero no es dura, claro está. Te confieso que nunca me ha gustado este postre, al revés que tú, sólo me comía los picatostes, ja, ja, porque me llamaba muchísimo la atención el postre en general, con su canela y la buena pinta, pero siempre lo probaba, me comía una cucharada y ya iba a por los picatostes, de una año para otro siempre repetía el mismo proceso, hasta que ya ni los picatostes. Una vez hice una receta de una revista, era como una tarta fresca, y mientras hacía la crema que llevaba la tarta, el olor ya me recordó a las gachas y justo, la probé y sabía igual. Ya no seguí haciendo la tarta, y la crema, una vez fría, se la comió mi marido que no entendía porqué no había seguido pues le estuvo muy rica la crema.
ResponderEliminarBueno, ya veo que Lara va muy bien con esto de las letras y los nombres, y más rápido va a aprender, si además, la incentivas con cuentos, así, dentro de nada, querrá leerlos, pero por sí sola. Es una iniciativa estupenda. Y Elena ya con sus dientecillos, qué guapa tiene que estar. Pues nada, celebres o no celebres estas fiestas, que disfrutes enormemente de este pequeño puente con tu bonita famila. Besitos.
Que buenas estas gachas dulces Cuca , mi abuela nos las hacia por estas fechas ,hace siglos que no las como
ResponderEliminarno se por que te pasa esto en mi blog , igual son las fotos que pesan mucho ,no se
besitos y buen puente
Una receta que por el nombre pensé que tenía avena, pero nada que ver..., que bueno es aprovechar aparatos que nos facilitan la vida, lo importante es aprovecharlos y tu lo haces estupendo. He ido a ver las lamparillas de aceite y me acuerdo también de ellas en casa de mi abuela que eran más vistos en Navidad. Es bueno acordarnos y encontrar imágenes de aquellos tiempos con cosas que nos traes a la memoria y que al verlas se activan dichos objetos que se han practicamente extinto. Tus gachas al parecer natillas, las relaciono mejor, esa canela y el contraste de sabores le debe quedar muy bien, un rico postre que nos compartes en estos días. besos y saludos a las peques con sus grandes avances, ya imagino jugando con letras con Lara y los dientes de Elena que bonito!!!, el plan de la biblioteca me encanta y que buen ejemplo para que desde peques tengan amor por los libros y la lectura como su madre, mil besos bonita
ResponderEliminarUnas gachas deliciosas, me recuerdan a las que hacía mi madre y sin embargo nunca las he preparado.
ResponderEliminarLos farolillos tambien los hacia mi madre en estos días, me encantan tus historias, me identifico con muchas de ellas.
Besitos guapa
Cuca, me ha gustado mucho todas las explicaciones de este postre, no lo he comido jamás. Yo no soy mucho de este tipo de postres ni del arroz con leche aunque lo preparo de higos a brevas, pues a mí “santo” todo esto le vuelve loco.
ResponderEliminarQué bonitos recuerdos de tus abuelos y sus calabazas con esos calados de estrellas y cruces.
Lo de los niños es increíble lo rápido que aprenden y lo contentas que nos ponemos con sus progresos, tanto sean hijos como nietos, da igual. Lo de los libros es fundamental para hacerlos crecer entre ellos y que siempre son una opción estupenda para los ratos de ocio o por la noche, no había nada que me gustara más que irme a la cama y volver a coger mi libro, me sigue dando placer ahora mismo también.
Ya sabes que yo por mi cole americano lo celebraba y ahora nada, ni Halloween ni los “Tosantos” como le dicen en Cádiz a estas fechas, aquí hacen el el mercado unos teatrillos con los productos que los visten y recrean escenas de noticias gaditanas del año en curso.
Bueno, Cuca, ideal de guapa y con esa talla qué más la quisiera yo para un día de fiesta. Yo ahora tengo la 40, hace mil años que no tengo la 36 😜
Mil besos a todas. Feliz puente y disfruta y sobre todo descansa lo que te dejen. Ciao, bonita.
Cuca en casa las Poleás son típicas de Semana Santa, pero también se hacen en estas fechas, incluso por navidad, siempre hay alguno de los que pasan directamente al postre y este precisamente es que triunfa, lo pongas cuando lo pongas. Por supuesto con sus picatostes o coscorrones, que es como los llamamos aquí, cada cucharada con uno para darnos el gusto, Jajajaja, que ya que pecamos, para qué vamos a engañarnos, lo hacemos al completo.
ResponderEliminarLas Poleás me gustan tanto, que las tengo dos veces publicadas, porque quería dar cantidades medidas para que salgan perfectas, y lo conseguí, mis niñas han aprendido a hacerlas con mi receta y les salen riquísimas, así que ya tenemos otras Cabello que nos sustituyan a la hora de cocinar.
Y por cierto, los picatostes o rebanás, fue una de mis primeras publicaciones, pero es un post muy bonito, a lo mejor te apetece mirarlo.
Besitos para las tres, que estáis preciosas ❤️
No conocía este postre, me ha parecido interesante. En mi casa nunca se ha celebrado el día de todos los santos, bueno siempre compramos una bolsita de huesos de santo y ya, nunca hemos hecho nada especial. Luego cuando nosotras fuimos más adolescentes sí que invitabamos a alguna amiga para ver alguna película de miedo y ahora mis padres compran caramelos para los niños que van pidiendo por la urbanización que se nota mucho que hay más ingleses que de aquí jajajja
ResponderEliminarHola Cuca! Me ha cautivado la historia de los farolillos con las mariposas y tu abuelo tallando la calabaza, qué bonito. Como dices, muchas tradiciones tienen ciertos aspectos similares en distintos lugares del mundo, lo que sucede es que desechamos lo propio por considerarlo anticuado y tomamos lo extranjero porque es lo de moda y lo mas cool :( yo me quedaría con esos farolillos por el simple hecho que mis recuerdos están atados a ellos y es lo que conozco...
ResponderEliminarNosotros no tenemos nada de eso por estos días, es una celebración más religiosa el Día de Todos los Santos, y muy familiar el Día de los Difuntos, en que vamos a los Cementerios a llevar flores y a las misas que se ofician, de comidas especiales nada tampoco :(
Tus gachas me recuerdan un poco a la mazamorra que la hacemos con maíz cocido o harina de maíz, también se agregan especias, limón y canela, se sirve caliente mas como desayuno que como postre, aquí en PR y muchos países de latinoamérica también lo hacen.
Besos a las tres, increíble que ya Elena tenga dientes y se sienta, si hace un par de días nos dabas la noticia que había nacido ya, jaja! Crecen tan rápido...
Aquí lo más típico es el amagüestu (las castañas asadas) que se acompañan de sidra dulce , es el recuerdo que tengo desde niña , aunque hoy en día conviven los dos tipos de postres con el Halloween , para mi tienen mucho más valor estos dulces y tradiciones de toda la vida, pero cuando hay pequeños en casa hay que renovarse. Yo este año por primera vez hice galletas araña, quien me lo iba a decir a mi, pero es lo que hay, por ellos y sus caritas de sonrisa merece la pena el esfuerzo.
ResponderEliminarNunca he hecho las gachas ni tampoco las he probado, así que me la llevo a mis pendientes, para probarla en cuanto tenga oportunidad.
Un beso.
Ostras q recetó. Anotada y la probaré
ResponderEliminarBesos
Uffff Cuca que de recetas fantásticas has mencionada en este post .... no sabría con cual quedarme !!
ResponderEliminarEstas gachas son muy muy parecidas a las que se hacen en casa de mis padres desde hace muchos años ... que ricas !!!!
Feliz fin de semana !!
Miguel
lareposteriademiguel.com
Nunca he probado las gachas, me ha llamado mucho la atención la receta así que tengo que hacerla. En mi caso tengo la thermo así que viendo que es tan secilla...¡mañana mismo! En mi caso también espolvorearé bien de canela que me encanta. bsts
ResponderEliminarQue bonito recuerdo tienes con tu abuelo tallando la calabaza aqui nunca se celebro el halowen o samahain hasta hace unos años lo tipico y tradicional son los magostos ,seguro que a tus hijas les encantara leerlo cuando sean mayores y ver como van cambiando los tiempos.
ResponderEliminarT e he hecho la ola no sabes cuanto admiro tu fuerza de voluntad y teson para volver a estar en tu peso yo soy incapaz de hacer dieta tres dias seguidos ,me alegra que Lara ya escriba su nombre aunque sea torcido ,y en una semana a Elena ya le han salido dos dientes ains madre como corre el tiempo .
Uummmmmmmmmmmmmm pintaza tienen y seguro no segurisimo que saben mejor ,te han quedado de relujo para no variar.
Nunca he comido gachas dulce aqui no son tipicas pero como veo que se pueden hacer en la thermomix ya no tengo excusa para no hacerlas y catarlas .
Bicos mil para los cuatro y feliz finde wapa.
Después de tu trabajo de investigación, con toda seguridad que te han quedado bien ricas. Yo no las he probado nunca, las saladas si pero las dulces habrá que hacerlas siguiendo tu receta.
ResponderEliminarSaludos
Hola Cuca, me encanta que hayas dejado esta receta de gachas, no las he probado ni las he preparado nunca aunque si conozco su existencia, no son plato conocido aquí en Cataluña , aunque si he oído alguna vez hablar de "las farinetas", como algo del pasado que vete a saber si era lo mismo. Vista tu receta me apetece un montón probarlas y a lo mejor las preparo "con el pariente pobre" de la Thermomix, que reposa en mi encimera desde enero sin estrenar, me estoy planteando ponerlo a vender en walapop pues no lo utilizo (por desconocimiento) para nada. Mira, me has dado una oportunidad para estrenarlo. ¿Tu lo utilizas mucho, te es práctico?.
ResponderEliminarEn cuanto a las nenas que ilusión hace cada cosa nueva que ponen en práctica, son un regalo que hay que aprovechar pues el tiempo pasa tan deprisa... Un beso y hasta pronto
Nunca he probado las gachas dulces, las saladas me encantan, y hace poco las hicimos, pero las dulces no, y tienen un aspecto fantástico! Mi hermana tiene a Monsieur Cuisine, así que aprovecharé para animarla a seguir la receta, me he quedado con ganas de ellas!
ResponderEliminarSiempre es un placer leer las crónicas de Lara y Elena, cómo crecen de rápido Cuca, disfruta mucho de ellas!
Un beso muy fuerte!
He oído hablar de ellas muchas veces peeero nunca las he probado. Yo tengo Thermomix gracias a mi suegra que nos la regaló por regalo de reyes y la verdad que no se me había ocurrido. Valdrá los mismos tiempos y demás o la busco especifica de Thermomix? En fin.. me has dado muchas ideas buenas. Ñam
ResponderEliminarQué edad tiene Lara? Mi ratona está en P4 y también empieza a buscar sus letras y sabiéndose casi, y digo casi porque alguna se le atraganta, todas las letras. En fin.. se nos hacen grandes!!
Un beso guapa
Hola Cuca. Mis recuerdos son de frío y ropa ya de invierno (hoy 27° aquí) y Fogassa como la que he publicado, castañas asadas y poco más. En mi pueblo en agosto que son las fiestas de moros y cristianos, se tallaban formas en unos melones amarillos típicos de allí y se les ponía una vela dentro para hacer farolillos. El recuerdo de tus abuelos es precioso.
ResponderEliminarNo hay tradición de gachas en mi zona, al menos, yo no la conozco.
Lo que sí que usamos mucho es la matalauva que aquí en Valencia llamamos "llavoretes". También la lleva la Fogassa y me encanta.
Por eso no dudo de que tus gachas, me gustarían seguro.
Si además, me las das adaptadas a la máquina, mejor.
Lara, en nada estará reconociendo palabras y no está nada mal para la edad que tiene. Una buena idea llevarlas a la biblioteca, leer es algo que se tiene que "trabajar" desde pequeños.
Si puedes hacerte con algún cuento en inglés pero para nativos, hay preciosidades. De eso sé yo un poco.
Gracias por compartir y besos.
Qué delicia de postre, mi abuela nos lo preparaba cuando éramos chicos y estaban muy ricas.... Besos
ResponderEliminarHola Cuca, qué bonitos recuerdos, ls gachas o poleás como se llaman en m casa me encantan y las preparo en estos meses de frío que es cundo pegan pues nosotros las cmenos calentitas con su pan frito. Te han quedado espectaculares. Un beso preciosa y a disfrutarlas.
ResponderEliminarHola preciosa,que entrañables recuerdos ......y a mi está época me huele a castañas asadas,a calabaza y a esos primeros olores a tierra mojada........
ResponderEliminarEsas gachas me parecen una delicia,estoy como loca entre sevilla y Punta .......y el ordenadoir en Punta y yo en Sevilla.......bueno que se le va a hacer
Muchos besitos¡¡
Hola, Cuca. Son días de membrillos, nueces y castañas, sobre todo castañas, aquí no hemos perdido la costumbre del tostón (castañas asadas y Anis) aunque la celebración foránea que no me gusta se ha implantado con fuerza.
ResponderEliminarLas gachas me encantan en todas sus variedades duces, muy coquetos y apetecibles esos platitos de gachas que has preparado.
Besos, Carmina.
ón
En mi casa tampoco hay ninguna tradición en torno a Todos los Santos. Ni siquiera ese día íbamos al cementerio, lo hacíamos el día anterior para no encontrarnos la aglomeración de gente.
ResponderEliminarEstas gachas tienen muy buena pinta, sobre todo con canela :)
¡Hola Cuca! Nunca he probado las gachas tan cual.. tengo unas en mi blog típicas de Noruega creo que eran, pero se hacían de arroz... aunque he escuchado hablar de ellas... nunca me he puesto a hacerlas.. pero con la canela y el resto de ingredientes... seguro que estarán muy buenas... sabrán a arroz con leche me imagino no?... :)
ResponderEliminarEspero que pases una genial semana Cuca... Un beso guapa.
Hola Cuca. Me he alegrado mucho al leerte de nuevo después del paréntesis veraniego y alguna que otra incidencia con el blog. Ya de nuevo en este mundo blogueril aunque tenga que ir poco a poco con las visitas siempre uno se encuentra con la alegría de ver a tantas amigas virtuales que solo con eso ya merece la pena seguir y si a ello se le añade el leer tanto recetas como los pasos que va dando la vida con el nacimiento y crecimiento de los retoños son momentos que no tienen precio.
ResponderEliminarY no tiene precio leer esta entrada. Has hecho un repaso de casi toda una vida y has hecho que también los recuerdos acudan a mi mente, especialmente cuando por estas fechas nos reuníamos en torno a la mesa de camilla al calor de ese brasero de picón a comer castañas asadas o boniatos.
Estas gachas no las he hecho. Las he visto muchas veces así que es una receta más a tener en cuenta pero al ritmo que llevo será casi imposible tratar de hacerlas todas.
Me alegro mucho al saber los avances tanto de Lara como de Elena. Los días pasan volando.
Seguro que disfrutaría saboreando un buen plato de estas gachas. La boca se me ha hecho agua.
Un abrazo.
Hola Cuca, te quieres creer que nunca he probado este postre, creo que es por que es mas de la parte de Andalucia que de por aqui donde yo vivo, pero me encantaría probarlo!!
ResponderEliminarUn besito
Hola Cuca, pues este posrtre no lo he preparado nunca y la verdad es que le tengo ganas porque se ve delicioso. Lo he visto a veces pero no me he puesto. No lo veo complicado y me lo guardo, para los pendientes que tengo, que cada vez son más grandes...jaja. asi es. Se ve muy rico :)
ResponderEliminarGracias por la receta :)
Hola preciosa, esta semana vengo un poco tarde pero es que llevo unos días caóticos (me ha dado por remodelar una habitación entera y estoy reventá...) El caso es que siempre es un gusto leerte, no solo por la receta sino por todo lo que la acompaña incluyendo que nos permitas seguir los pasos de tus niñas porque siempre me produce mucha ternura.
ResponderEliminarEn realidad Cuca,no he probado las gachas en mi vida, ni dulces ni saladas. Tu postre me recuerda una bechamel, la verdad, al final la base es harina y leche, eso si, la leche aderezada con lo que le debe dar ese sabor típico que tu quieres recuperar. Creo que me gustaría, la verdad es que si, y eso de los picatostes como remate si que me llama la atención. La cosa es que me ha gustado mucho tu propuesta, y también el recuerdo que has querido hacer a tus abuelos que no sabrían de Halloween pero si qué hacer con sus calabazas, jajaja. Al final no hay nada inventado, verdad?
Un placer venir a verte, Cuca,un beso muy grande.
Que lindo homanaje a tus abuelos! Esta epoca tan linda de calabazas! A mi me trae el recuerdo del olor a la canela, siempre en esta epoca del a~no mi mama y mi abuela y ahora yo tambien, preparar tes de canela y postres con canela. Tambien me hace pensar en sus dulces de calabaza. Y si, eso de tallar las calabazas es muy antiguo y la costumbre paso el mar a este lado. Tu postre no lo he probado pero me has antojado tremendamente y me has intrigado a probar las gachas.
ResponderEliminarBesos
Hola Cuca, nos abres tu corazón y nos cuentas tus recuerdos, y ello acompañado de esta tradicional receta de las gachas. Nunca las he probado ni había oido hablar de las gachas dulces. Nos explicas la receta de una forma muy fácil y ayudada del robot todavía mejor. Así que me la apunto para hacerla algún día, me pica la curiosidad. Bss.
ResponderEliminarJo, la verdad es que me ha encantado poder leer la historia de tus abuelos, me ha parecido super entrañable, muchas gracias por compartirla con todos nosotros. Y he oído maravillas de ese robot de cocina, la verdad, que guay que tuviera la receta que querías!!!!!!!!!! como te entiendo con las recetas de las madres y sus cantidades de "a ojimetro"
ResponderEliminarBesos.