Pastel de pera en porciones

Hoy no puedo empezar sino dando las gracias a todos por las muestras de cariño tan grandes que estoy recibiendo desde que el pasado lunes os hice partícipes de mi futura maternidad. Es increíble comprobar cómo a través de una pantalla se une a personas con vínculos de amistad sin importar ni la edad ni que estén separadas por miles o millones de kilómetros.

Os agradezco todas y cada una de las palabras que me habéis dedicado, los mensajes cargados de cariño y buenos deseos para mí, para la pequeña y para mi marido (los hombres los pobres siempre en segundo plano) y toda la atención que me estáis prestando.

Con lo que a mí me gusta hablar os aseguro que ha sido bastante duro no dar la noticia antes pero como madre primeriza tenía miedo a que cualquier cosa saliera mal y tener después que andar dando malas noticias así que he preferido esperar un poco. Como muchas me habéis preguntado por el embarazo y qué tal estoy voy a intentar contar brevemente lo que han sido estas primeras 21 semanas.

Decir que estoy teniendo un embarazo maravilloso y que estoy perfectamente suena muy pedante pero es la pura verdad. La naturaleza me está tratando maravillosamente y tengo el pelo más brillante, la cara más luminosa, todo el mundo dice que estoy más guapa, hasta el momento no se me han hinchado las piernas ni me han salido estrías o varices ni tampoco manchas, no he cogido demasiado peso y sigo utilizando la mayoría de mi ropa.

No he tenido un vómito (se ve que mi hija no quería que perdiera peso y ha preferido que su mamá lo guardase todo dentro) ni un mareo. La única molestia que he tenido es que durante tres semanas he vivido permanentemente con el estómago revuelto desde que desayunaba hasta que me acostaba y los olores (buenos o malos) no ayudaban demasiado porque casi todos me molestaban y hacían que mi pobre estómago entrase en estado de centrifugación. Conste que aún sigo siendo muy sensible a los olores pero ya no vivo con el estómago en modo lavadora permanentemente.

No estoy teniendo muchos antojos pero sí algunos. Desde el primer momento tenía muchas ganas de picante y de encurtidos especialmente cebollitas en vinagre y si son de las rojas mucho mejor. También en verano me dio por comer helados y el fabricante de ciertos bombones helados y cucuruchos ha hecho su particular agosto conmigo. Reconozco que todavía me siguen apeteciendo y por si acaso hay alguno siempre en el congelador de casa.

Lo duro viene con lo que he aborrecido ¡el chocolate! Supongo que por eso la naturaleza no ha querido castigarme con nada más. Al principio me daba un asco terrible el olor del chocolate y si lo usaba en repostería, al calentarse, era mucho peor. Comerlo no era problema, pero una vez que me llegaba al estómago vuelta al modo centrifugado.

Me parecía una broma bastante cruel del destino que teniendo un blog de repostería aborreciera precisamente las cosas dulces y me sentara tan mal su aroma al prepararlas. Por eso me vino tan bien tirar de recetas que tenía en espera y tomarme unas semanas de descanso en el blog porque a lo largo de agosto me fueron volviendo las ganas de dulce y vuelvo a disfrutar metida en la cocina aunque no he vuelto a fundir chocolate por lo que pueda pasar.

Y después de unas cuantas batallitas de abuela cebolleta paso a hablaros un poco de esta tarta que os traigo hoy y que tenemos lista para hornear en un cuarto de hora (y eso dando un buen margen de tiempo para pelar la fruta). Pero no pongáis caras largas que otro día seguiré hablando de mi embarazo ¡que tampoco es cuestión de aburrir al personal!

Es una receta fantástica para dar salida a mucha fruta y para preparar un postre en el que casi no se nota que hay fruta (esto parece un trabalenguas) y así "colarla" a todos aquellos a los que no les gusta (que me cuesta horrores creer que hay gente a la que no le guste comer fruta en general pero desgraciadamente así es)

Para ser un postre es relativamente sano porque lleva queso (que puede ser light) y fruta y muy poca cantidad de azúcar. No voy a decir que sea un postre sin calorías pero sí de lo mejorcito que podemos preparar en casa sin temor a la báscula o al cambio de armario que estamos inmersas en él.
Como os he dicho antes se tarda poquísimo en prepararlo y la elaboración es de lo más simple del mundo por lo que es una receta ideal para todos aunque nunca se haya pisado la cocina, y también se puede preparar con los niños (cómo se nota que se me está activando el chip madre) porque hasta ellos podrían hacerla solitos.

Espero que os animéis a prepararla. Yo paso a explicarla y os aseguro que estoy tardando más en preparar la entrada que lo que tardé en hacer este pastel.

Como podéis ver para esta tarta he usado un molde de porciones de silicona que compré en LIDL. Cuando lo ví me enamoré de él y era imprescindible hacerme con uno, pero una vez en casa se ha tirado esperando en el armario varios meses antes de que lo estrene (para variar) . Si no lo tenéis no es problema podéis usar otro cualquiera.

Ingredientes:

* Un kilo de peras y dos o tres más para adornar

* 100 gramos de maizena

* 70 gramos de azúcar blanca

* 30 gramos de azúcar moreno

* 500 gramos de queso para untar

* 4 huevos

Elaboración:

1. Pelamos, descorazonamos y troceamos las peras. Las colocamos en un bol amplio

2. Añadimos el resto de los ingredientes al bol y pasamos la batidora hasta tener una masa líquida y homogénea.

3. Vertemos en el molde elegido. Si no tenéis este molde de porciones podéis usar uno de silicona, de plum cake, o uno desmoldable (ojo, que la masa es un poco líquida e igual conviene forrarlo por fuera con papel de aluminio)

4. Pelamos las peras restantes y las cortamos en láminas. Las colocamos sobre la superficie de nuestra masa con cuidado para que no se hundan.

5. Introducimos en el horno precalentado a 180º C y horneamos. En el caso de las porciones fueron suficientes 45 minutos, pero si se hace en otro molde más grande necesitaréis al menos unos diez o quince minutos más.

6. Dejamos templar con la puerta del horno entreabierta y si nuestra tarta o nuestras porciones se han ondulado al empezar a enfriarse se quedarán planitas y perfectas.

7. Desmoldamos y una vez se hayan enfriado por completo conservamos en el frigorífico hasta servir. De un día para otro está más buena aún porque está más asentada y el sabor es increíble.

Bien tapada con film transparente se conservará a las mil maravillas ¡siempre en el frigorífico! Y os aseguro que cuantos más días pasen más rica está o al menos a mí me lo parece.

También podéis espolvorear con canela molida para servir. Conste que yo esta vez no lo he hecho ¡increíble pero cierto con lo que me gusta a mí ponerle canela a todo!

Y si no os gustan las peras las podéis cambiar por manzanas. Yo no lo he probado pero caerá pronto porque también tengo bastantes manzanas en casa y estoy segura de que va a quedar buenísima.
Por último y como cada lunes os deseo una feliz y dulce semana ¡y que llegue pronto el viernes que el próximo fin de semana es más largo!

Manos a la masa y ¡bon appétit!