Mermelada de pera

El final del verano es tiempo de conservas. Sé que el primer día de Octubre no es precisamente verano pero no podemos decir que estemos teniendo un tiempo demasiado otoñal.

Si hace unos años me dicen que me iba a encantar preparar conservas caseras me hubiese reído hasta quedar sin fuerzas, pero desde que mi padre se jubiló y tiene huerto y gracias a la conciencia que tengo y que no me permite tirar nada de comida las conservas forman parte de mi final de verano y me gusta que llegue el momento de empezar con ellas porque aunque requiere de muchas horas en la cocina y a veces de ensuciar mucho al final el resultado merece la pena.

Ya de por sí es gratificante cuando ves los botes llenos y pasados al baño maría y los colocas todos juntos, tan bonitos, en las estanterías, pero lo es aún más cuando durante todo el invierno puedes ir disfrutando de ellas. No sólo porque su sabor no tiene punto de comparación con las que puedes comprar, sino porque además suponen mucha ayuda a la hora de ir preparando la comida.

Por aquí sólo os enseño mis mermeladas, pero preparo muchas cosas más: salsa de tomate (con y sin cebolla), sofrito, pisto, calabacín, judías verdes, pimientos asados, tomate natural... Todo lo que dé el campo y sea susceptible de ser conservado a la manera tradicional cae en bote seguro.

El verano pasado empecé a respostear con peras y fue una experiencia fantástica que de hecho me supo a poco además de quedarme con las ganas de preparar mermelada de pera porque cuando se me ocurrió ya no quedaban en nuestro peral. 

Ya sé que podía haber comprado un par de kilos en la frutería y haberme quitado la espinita, pero sinceramente, teniendo en verano más peras de las que podemos comer, echar en conserva y repostear con ellas ¿para qué andar comprando para preparar mermeladas si sólo era necesario esperar un puñadito de meses?

Y como el tiempo se va volando de nuevo tenemos aquí el final del verano y he podido preparar esta deliciosa mermelada.

Confesaré que aún teniendo muchas ganas de ponerme con ella tenía serias dudas sobre el resultado ¿podré hacer mermelada con nuestras peras (porque mi madre se empeñaba en que al ser una fruta tan rica en agua no iba a poder o no me iba a quedar suficientemente espesa)? ¿tendrá la textura adecuada? ¿nos gustará?

La respuesta a todo es un rotundo sí. Bien es cierto que se tarda más tiempo en preparar mermelada de pera que mermelada de otras frutas (como el higo que tiene menos agua) porque va soltando mucha agua y tarda más en reducirla y espesar, pero os aseguro que merece la pena. Y tiene una ventaja, que es que mientras va reduciendo el agua no hay casi que moverla porque no se pega, así que más tiempo no supone mayor esfuerzo ni dedicación.

Y la textura queda bien espesa, como podéis apreciar en las fotos.

En cuanto al sabor... ¡menuda delicia! Fue amor a primera cucharada y a pesar de que por tener tan poca espera me quemé la lengua y de que ha quedado más dulce de lo que a mí me gusta. No es que sea excesivamente dulce con las proporciones que os pongo pero ya sabéis que no siento gran pasión por los postres empalagosos (salvo honrosas excepciones) y cuando repita (porque de primeras no me quise lanzar con una gran cantidad de fruta) es muy probable que reduzca la cantidad de azúcar unos 100-200 gramos.

Creo que poco más puedo decir. Sólo animaros a que si os encontráis con una gran cantidad de peras en casa y no sabéis que hacer con ellas o de repente hay una oferta irresistible en la frutería o el supermercado no lo dudéis y preparad esta mermelada ¡seguro que repetís! 

Ah! En cuanto al color, podéis daros toda la prisa que queráis al pelar y partir las peras para que no se oxiden que cuando la mermelada esté casi lista es cuando se oscurecen y adquiere ese color dorado que al menos a mí me gusta tanto. Supongo que las mermeladas de pera que se ven más blanquitas por la red son las que se han hecho en algún cacharrito tipo thermomix y no han estado en contacto con el aire tanto tiempo.

¿Vamos con la receta?

Ingredientes:

* Dos kilos y medio de peras

* 200 gramos de azúcar moreno

* 800 gramos de azúcar blanca 

* El zumo de un limón grande

Elaboración:

1. Pelamos las peras, les quitamos el corazón y las partimos en trozos pequeños.

2. Ponemos la fruta en una olla, añadimos el azúcar y el zumo del limón y llevamos a fuego medio - alto (el 7 en mi placa de inducción que tiene hasta el 9). 

3. Removemos muy bien al principio para que los ingredientes se mezclen cuanto antes y después vamos removiendo de vez en cuando para controlar que no se está pegando. Mis peras soltaron mucha agua así que al principio casi no tuve que hacerles caso.

4. Esperamos que reduzca todo el almíbar que van soltando y a medida que haya menos líquido y la fruta comience a deshacerse y espesar bajaremos la intensidad del fuego (yo lo puse a cinco) e iremos removiendo con más frecuencia porque ahora es muy probable que se pueda pegar.

5. Cuando haya espesado retiramos del fuego y pasamos la batidora para que la mermelada quede homogénea teniendo mucho cuidado para no salpicarnos porque quema muchísimo.

6. Ponemos la mermelada en botes de cristal esterilizados, tapamos muy bien y pasamos al baño maría para hacer el vacío y conservar perfectamente.

Es una mermelada con una textura que da juego para muchas cosas ya sea para tomarla en unas tostadas, con queso fresco o como ingrediente en otras recetas que muy pronto compartiré con vosotros. También es una delicia poner una cucharada en el yogur natural y acompañarlo con fruta fresca o muesli o ambos.

Hay mil posibilidades para dar salida a esta maravilla, y la más sencilla de ellas que es a cucharada limpia será seguramente una de vuestras favoritas si el sabor a pera os gusta.

Quiero agradeceros a todos los mensajes tan bonitos y tan cargados de cariño que me habéis dejado desde que el lunes os conté que estoy embarazada. Es cierto que mi pequeña va a contar con muchas tías virtuales y no dudéis que os iré contando cosas de este periodo tan bonito, tanto de las pasadas como de las que quedan por venir porque no hay nada mejor que compartir los buenos momentos.

Para despedirme, como cada viernes, os deseo muy feliz y dulce fin de semana ¡sed muy felices y aprovechad al máximo el tiempo de descanso y relax! ¡Nos vemos de nuevo el lunes!

Manos a la masa y ¡bon appétit!