Pastel de manzana bolzano

Desde que abrí mi cocina virtual estoy descubriendo que soy una antojadiza (¡Cariño! ¡verás lo que te espera el día que esté embarazada!) y que últimamente me decanto por recetas que antes que el gusto y el olfato han cautivado mi vista ¡y menudo ojo tengo para las recetas! No hay una que me falle.

Eso es precisamente lo que me pasó con este pastel de manzana que descubrí hace pocos días en el blog Te endulzo donde Marta y Cris comparten con nosotros un montón de delicias con unas fotos maravillosas. No hay duda de que el título de su blog es muy acertado porque con cada entrada endulzan nuestra vida.

Contaban que esta receta llevaba varios años en sus pendientes y que después de haberla preparado se arrepentían de no haberse puesto con ella antes y nos recomendaban que no nos pasara lo mismo. Y como yo soy muy obediente ¡me puse a hornearla ese mismo fin de semana! (ya sabéis que yo hasta que no llega el fin de semana tengo el modo repostera off al menos en lo que a encender el horno se refiere, porque nunca dejo de buscar recetas y planificar lo que voy a preparar)

Mientras tanto busqué información sobre este pastel ¡y tiene historia! La receta es originaria de la ciudad italiana de Bolzano (por lo visto un lugar increiblemente bello como todas las ciudades italianas) y se creó para dar salida a la gran cantidad de manzanas que se producen en la zona. Además ha sido copiada por chefs y aficionados de todo el mundo ¡por algo será ¿no?!

Es un pastel donde la protagonista es sin duda la manzana ¡ideal para acallar conciencias porque casi todo es fruta! (todo sea buscar consuelo) con una textura tipo pudin y que os enamorará con el primer bocado. Igual el aspecto no es el más bonito del mundo, pero no os dejéis engañar porque es una de las tartas de manzana más ricas que he probado.

Me encantan la textura, encontrarme con capas y capas de manzana envueltas en una crema deliciosa y nada pesada y que durante el horneado se empiece a caramelizar el jugo que suelta la fruta.... Ojalá se hubiera caramelizado toda la superficie, pero me daba miedo dejarla más en el horno y que se quemara, porque es la parte más rica de la tarta ¡palabra!

Otro punto a favor es que se prepara en muy poco rato ¡casi tardamos más en pelar las manzanas que en mezclar los ingredientes! y además es perfecta para dar salida a las manzanas que tenemos desde hace unos días en el frutero y nos miran con cara de pena.

Si con esto no os he convencido ¡no os voy a convencer de ninguna de las maneras! Aunque confío en que os esté picando la curiosidad...

Ingredientes:

(He hecho algunos cambios con respecto a la de Cris y Marta según lo que tenía en casa)

* 600 gramos de manzanas. Yo puse seis de la variedad golden y pesaban un poquito más.

* 3 limones pequeños

* 160 gramos de azúcar blanca

* 3 huevos medianos

* 110 gramos de margarina

* 70 gramos de harina de repostería

* 125 gramos de leche (sí, en gramos, la tenemos que pesar)

* 2 cucharaditas de bicarbonato sódico

* 1 cucharada de pasta de vainilla

Elaboración:

1. Rallamos la piel y exprimimos el zumo de los tres limones y lo ponemos todo en un bol amplio donde quepan las manzanas troceadas.

2. Pelamos las manzanas y las hacemos gajos

3. Las ponemos en el bol con el zumo de limón y removemos para que todos los gajos queden empapados con el zumo.

4.  Batimos con las varillas eléctricas los huevos y el azúcar hasta que doblen su volumen y sean una crema blanquecina y muy esponjosa.

5. Añadimos la margarina previamente derretida en el microondas e incorporamos con movimientos envolventes

6. Tamizamos un tercio de la harina junto con la levadura e incorporamos con movimientos envolventes.

7.Añadimos la mitad de la leche y la cucharada de pasta de vainilla y volvemos a incorporar con movimientos envolventes.

8. Tamizamos otro tercio de la harina y volvemos a incorporar con movimientos envolventes

9. Añadimos el resto de la leche e incorporamos con movimientos envolventes.

10. Añadimos el resto de la harina y estamos de movimientos envolventes hasta la coronilla, pero tocan una vez más para mantener una textura esponjosa que es una maravilla.

11. Esta mezcla que nos ha costado tanto la volcamos en el bol donde tenemos la manzana junto con la ralladura y el zumo de limón y mezclamos bien.

12. Cubrimos nuestro molde con papel para hornear, el fondo y los bordes, porque la textura de este pastel nos dificultará desmoldarlo sin romperlo sin la ayuda del papel. Yo he usado un molde de silicona de 25 centrímetros de diámetro y unos cuatro de alto y se llenó justito.

13. Vertemos la mezcla en nuestro molde y metemos en el horno precalentado a 170º C durante 30 minutos.

14. Pasados los treinta minutos subimos la temperatura y horneamos a 175º C durante veinte minutos más.

15. Antes de apagar comprobamos con la ayuda de un palillo que está bien cuajada en el centro.

16. Dejamos enfriar. Yo la dejé en el molde porque tenía claro que moverla en caliente iba a ser destrozarla y cuando estaba fría a temperatura ambiente la metí en el frigorífico durante cuatro o cinco horas antes de desmoldarla.

17. Desmoldamos. Yo me ayudé de una bandeja. Tapé el molde con la bandeja y le dí la vuelta volcando la tarta en la bandeja para así retirarle el papel sin problema. A continuación puse el plato en el que iba a presentar el pastel sobre este y volví a girar con la bandeja.

Parece un poco lioso pero es la única manera de desmoldar sin destrozar o romper que se me ocurrió y funcionó perfectamente. Os lo cuento por si os sirve de ayuda.

18. Metemos en el frigorífico hasta el momento de servir

Creo que el color de esta tarta habla por sí misma, y que os entrará curiosidad por probarla al menos una vez.

Se conserva bien en el frigorífico, no os olvidéis de taparla, y procurad consumirla en pocos días, ya que aguanta en perfecto estado tres o cuatro días.

Ya sólo me queda desearos una feliz y dulce semana, que no se nos haga muy larga y llegue pronto el fin de semana, y a ver si marzo nos empieza a traer temperaturas más primaverales que ya apetece caminar al sol ¿verdad?

Manos a la masa y ¡bon appétit!