Natillas de chocolate con leche de soja y sin huevo
Escúchame, Malena. Ya me he dado cuenta de que no te hace mucha ilusión,
pero sin embargo este diario te puede ser muy útil. Escribe en él.
Escribe sobre las peores cosas que te pasen, esas tan horribles que no
se las puedes contar a nadie, y escribe sobre las mejores, esas tan
maravillosas que nadie las comprendería si se las contaras, y cuando
sientas que no puedes más, que no vas a aguantar, que sólo te queda
morirte o quemar la casa, no se lo cuentes a nadie, escríbelo aquí y
volverás a respirar antes de lo que te piensas, hazme caso.
Los libros son para el verano.
Sé lo que vais a decirme, que los libros son para todo el año, pero en verano tener un libro entre las manos es un placer mayor.
Cada lunes, de cada verano, durante muchos años salía de casa temprano camino de la biblioteca. Llevaba tres libros apretados contra el pecho y la cabeza en plena ebullición pensando qué tres libros me iban a acompañar de vuelta.
Por aquel entonces la biblioteca era una sala pequeña situada en los bajos del edificio donde estaba (y sigue estando) el juzgado y el registro civil.
Era un espacio diáfano, de planta rectangular, con estanterías pegadas a las paredes y el centro poblado con mesas y sillas que en los meses de verano sólo ocupaba algún que otro opositor que buscaba un lugar tranquilo donde labrar su futuro y algún jubilado que ojeaba perezosamente el periódico o algún folleto.
Llegaba y devolvía mis tres libros y después le iba dando la vuelta a toda la biblioteca curioseando entre los libros disponibles. Había semanas que llegaba con las ideas muy claras y sabía lo que quería llevarme a casa. En otras ocasiones prefería dejarme tentar desde las baldas por algún título del que quizá había leído algo en mis libros de texto o en la sección cultural de algún periódico o que quizá simplemente me seducía por el título o la magia de su contraportada.
Así volvía al cabo del rato a casa, con otros tres libros apretados con fuerza (entonces sólo podías sacar tres libros en préstamo a la vez, no sé cómo se hará ahora) y muchísimas ganas de perderme entre sus páginas.
Cuando terminábamos de comer me encerraba en mi habitación y me ponía a leer. Por lo general no llegaba al fin de semana sin haberlos terminado de leer.
Con el paso de los años fui comprando más libros que empezaron a nutrir mi biblioteca personal y entraron en mi vida otras actividades que hicieron que fuera abandonando progresivamente esas visitas a la biblioteca. Lo que no abandoné fue mi pasión por la lectura.
Cuando casi cada rincón fue ocupado por libros, y quizá un poco en contra de mi lado lector más clásico y conservador, llegó a mi vida un lector electrónico (un kindle que me regaló mi hermano) y he de confesar que caí rendida a sus pies por la comodidad que supone sujetarlo a la hora de leer (que se puso de manifiesto en su máximo esplendor cuando Lara llegó a mi vida y pasaba horas y horas sentada con la niña en el pecho y con la mano que tenía libre iba leyendo en el kindle)
Echo de menos no obstante el olor de los libros y el tacto de las páginas. Me consta que no soy la única que cierra los ojos y se pierde en el olor de un libro recién abierto, pero siempre puedo hacerlo con los libros que ya tengo y con los que sigo comprando en papel, que son los menos, pero hay imprescindibles que deben estar en mis estanterías.
Hoy he querido compartir con vosotros esta cita de Almudena Grandes que me enganchó la primera vez que leí Malena es un nombre de tango (fue precisamente un verano) para invitaros a pasar lo que queda del verano con un buen libro entre manos y para dejaros con buen sabor de boca durante mi ausencia.
Lo sé, acabo de llegar y me marcho. Pero el verano es así. Me tomo unas semanas de vacaciones para disfrutar (o pelear) con mis dos princesas. Estando todos en casa no voy a sacar mucho tiempo para conectarme. Bien podía dejar unas entradas programadas pero la blogosfera se está quedando vacía así que he decidido echar el cierre por vacaciones como el resto del país en el mes de agosto y regresar con fuerzas e ideas renovadas.
El punto dulce a esta despedida lo ponen estas natillas de chocolate.
Sé que repito receta con leche de soja pero estoy publicando recetas que tengo en borradores desde hace bastante tiempo y es bastante probable que estas natillas las hiciera en fecha similar al arroz con leche que os enseñaba la semana pasada pero no lo recuerdo ya. Lo que es seguro es que fue para dar salida a leche de soja que había en casa.
Lo tengo clarísimo. Porque después del nacimiento de Lara no he vuelto a comprar bebidas vegetales (mi amiga Patty me comentaba el otro día que no se debe usar el término leche para referirse a bebidas vegetales aunque a mí me cuesta bastante y soy consciente de que ya lo he hecho varias veces a lo largo del poco texto que tengo redactado) y si alguna ha llegado a casa ha sido en la cajita de productos a la que estoy suscrita. Estoy en una de esas fases de "abstinencia" de las que alguna vez os he hablado.
No sé si os pasa pero hay días en los que de repente necesito organizar algo. Igual estoy colocando la ropa, abro un cajón, me parece que está hecho un desastre y acabo sacando y ordenando toda la ropa de una mesita, del sinfonier o de una puerta del armario.
En la cocina o el baño me pasa igual. A veces llega mi marido con la compra (porque por lo general la compra la hace él) me pongo a sacar las cosas y me veo en la necesidad de reorganizar un armario de la cocina o uno del baño para hacer hueco a lo que ha traído. Así hay días que he recolocado casi todos los armarios (los de comida) de la cocina.
Lo que es casi seguro es que en uno de mis arrebatos de todo fuera y todo dentro con mejor orden acaba apareciendo "algo" que llevaba ahí un tiempo y de repente me entran unas ganas locas de darle salida right now.
Puede llevar ahí tres meses o un año y mi conciencia estar tranquila. Pero en esos momentos es como si me estorbara que siguiera ahí y quiero hacer algo a la de ya para no verlo más.
Así que muchas veces tiro de recetas sencillas y que no requieren mucho tiempo para prepararse y hay veces en las que mientras termino de sacar, limpiar y volver a colocar tengo un postrecito hecho.
Si es que soy la mar de apañada (y hoy me he levantado y me he venido arriba y no necesito (ni tengo ya) abuela que me lo diga)
Hacía tiempo que quería hacer unas natillas sin huevo (que no es que yo tenga nada en contra del huevo, pero siempre es divertido probar cositas nuevas) y aprovechando que iba a usar una bebida vegetal era la ocasión perfecta para suprimirlos.
Diría que os traigo un postre apto para veganos y vegetarianos (siempre y cuando el chocolate que utilicéis no tenga ningún ingrediente de origen animal) para alérgicos e intolerantes a la lactosa y la proteína de la vaca y para alérgicos al huevo. Pero no lo afirmo con rotundidad porque aún tengo muchas dudas en estos temas y no quiero que nadie se me ponga purista.
Lo que tengo muy claro es que las natillas de chocolate ¡están para ponerles un piso las hagas como las hagas! Estas sin huevo están muy ricas (y una preocupación menos en verano al suprimirlo) pero no podemos olvidar estas con chocolate y café, estas con chocolate y bebidas de avellanas o estas con chocolate y galletas Oreo tuneadas para Halloween.
Y no os preocupéis que no son difíciles de hacer en casa. Sólo hay que tener paciencia y una temperatura constante. Si seguís el paso a paso y los consejos que os doy os saldrán unas natillas para chuparse los dedos.Y durarán un suspiro.
Yo les puse unas galletitas para decorar, pero podéis servirlas solas o acompañadas o decoradas con lo que tengáis en casa.
Como siempre tengo un bol reservado para compartirlo con vosotros mientras os cuento la receta ¡las buenas costumbres no se pierden!
Ingredientes:
Malena es un nombre de tango.
Almudena Grandes
Los libros son para el verano.
Sé lo que vais a decirme, que los libros son para todo el año, pero en verano tener un libro entre las manos es un placer mayor.
Cada lunes, de cada verano, durante muchos años salía de casa temprano camino de la biblioteca. Llevaba tres libros apretados contra el pecho y la cabeza en plena ebullición pensando qué tres libros me iban a acompañar de vuelta.
Por aquel entonces la biblioteca era una sala pequeña situada en los bajos del edificio donde estaba (y sigue estando) el juzgado y el registro civil.
Era un espacio diáfano, de planta rectangular, con estanterías pegadas a las paredes y el centro poblado con mesas y sillas que en los meses de verano sólo ocupaba algún que otro opositor que buscaba un lugar tranquilo donde labrar su futuro y algún jubilado que ojeaba perezosamente el periódico o algún folleto.
Llegaba y devolvía mis tres libros y después le iba dando la vuelta a toda la biblioteca curioseando entre los libros disponibles. Había semanas que llegaba con las ideas muy claras y sabía lo que quería llevarme a casa. En otras ocasiones prefería dejarme tentar desde las baldas por algún título del que quizá había leído algo en mis libros de texto o en la sección cultural de algún periódico o que quizá simplemente me seducía por el título o la magia de su contraportada.
Así volvía al cabo del rato a casa, con otros tres libros apretados con fuerza (entonces sólo podías sacar tres libros en préstamo a la vez, no sé cómo se hará ahora) y muchísimas ganas de perderme entre sus páginas.
Cuando terminábamos de comer me encerraba en mi habitación y me ponía a leer. Por lo general no llegaba al fin de semana sin haberlos terminado de leer.
Con el paso de los años fui comprando más libros que empezaron a nutrir mi biblioteca personal y entraron en mi vida otras actividades que hicieron que fuera abandonando progresivamente esas visitas a la biblioteca. Lo que no abandoné fue mi pasión por la lectura.
Cuando casi cada rincón fue ocupado por libros, y quizá un poco en contra de mi lado lector más clásico y conservador, llegó a mi vida un lector electrónico (un kindle que me regaló mi hermano) y he de confesar que caí rendida a sus pies por la comodidad que supone sujetarlo a la hora de leer (que se puso de manifiesto en su máximo esplendor cuando Lara llegó a mi vida y pasaba horas y horas sentada con la niña en el pecho y con la mano que tenía libre iba leyendo en el kindle)
Echo de menos no obstante el olor de los libros y el tacto de las páginas. Me consta que no soy la única que cierra los ojos y se pierde en el olor de un libro recién abierto, pero siempre puedo hacerlo con los libros que ya tengo y con los que sigo comprando en papel, que son los menos, pero hay imprescindibles que deben estar en mis estanterías.
Hoy he querido compartir con vosotros esta cita de Almudena Grandes que me enganchó la primera vez que leí Malena es un nombre de tango (fue precisamente un verano) para invitaros a pasar lo que queda del verano con un buen libro entre manos y para dejaros con buen sabor de boca durante mi ausencia.
Lo sé, acabo de llegar y me marcho. Pero el verano es así. Me tomo unas semanas de vacaciones para disfrutar (o pelear) con mis dos princesas. Estando todos en casa no voy a sacar mucho tiempo para conectarme. Bien podía dejar unas entradas programadas pero la blogosfera se está quedando vacía así que he decidido echar el cierre por vacaciones como el resto del país en el mes de agosto y regresar con fuerzas e ideas renovadas.
El punto dulce a esta despedida lo ponen estas natillas de chocolate.
Sé que repito receta con leche de soja pero estoy publicando recetas que tengo en borradores desde hace bastante tiempo y es bastante probable que estas natillas las hiciera en fecha similar al arroz con leche que os enseñaba la semana pasada pero no lo recuerdo ya. Lo que es seguro es que fue para dar salida a leche de soja que había en casa.
Lo tengo clarísimo. Porque después del nacimiento de Lara no he vuelto a comprar bebidas vegetales (mi amiga Patty me comentaba el otro día que no se debe usar el término leche para referirse a bebidas vegetales aunque a mí me cuesta bastante y soy consciente de que ya lo he hecho varias veces a lo largo del poco texto que tengo redactado) y si alguna ha llegado a casa ha sido en la cajita de productos a la que estoy suscrita. Estoy en una de esas fases de "abstinencia" de las que alguna vez os he hablado.
No sé si os pasa pero hay días en los que de repente necesito organizar algo. Igual estoy colocando la ropa, abro un cajón, me parece que está hecho un desastre y acabo sacando y ordenando toda la ropa de una mesita, del sinfonier o de una puerta del armario.
En la cocina o el baño me pasa igual. A veces llega mi marido con la compra (porque por lo general la compra la hace él) me pongo a sacar las cosas y me veo en la necesidad de reorganizar un armario de la cocina o uno del baño para hacer hueco a lo que ha traído. Así hay días que he recolocado casi todos los armarios (los de comida) de la cocina.
Lo que es casi seguro es que en uno de mis arrebatos de todo fuera y todo dentro con mejor orden acaba apareciendo "algo" que llevaba ahí un tiempo y de repente me entran unas ganas locas de darle salida right now.
Puede llevar ahí tres meses o un año y mi conciencia estar tranquila. Pero en esos momentos es como si me estorbara que siguiera ahí y quiero hacer algo a la de ya para no verlo más.
Así que muchas veces tiro de recetas sencillas y que no requieren mucho tiempo para prepararse y hay veces en las que mientras termino de sacar, limpiar y volver a colocar tengo un postrecito hecho.
Si es que soy la mar de apañada (y hoy me he levantado y me he venido arriba y no necesito (ni tengo ya) abuela que me lo diga)
Hacía tiempo que quería hacer unas natillas sin huevo (que no es que yo tenga nada en contra del huevo, pero siempre es divertido probar cositas nuevas) y aprovechando que iba a usar una bebida vegetal era la ocasión perfecta para suprimirlos.
Diría que os traigo un postre apto para veganos y vegetarianos (siempre y cuando el chocolate que utilicéis no tenga ningún ingrediente de origen animal) para alérgicos e intolerantes a la lactosa y la proteína de la vaca y para alérgicos al huevo. Pero no lo afirmo con rotundidad porque aún tengo muchas dudas en estos temas y no quiero que nadie se me ponga purista.
Lo que tengo muy claro es que las natillas de chocolate ¡están para ponerles un piso las hagas como las hagas! Estas sin huevo están muy ricas (y una preocupación menos en verano al suprimirlo) pero no podemos olvidar estas con chocolate y café, estas con chocolate y bebidas de avellanas o estas con chocolate y galletas Oreo tuneadas para Halloween.
Y no os preocupéis que no son difíciles de hacer en casa. Sólo hay que tener paciencia y una temperatura constante. Si seguís el paso a paso y los consejos que os doy os saldrán unas natillas para chuparse los dedos.Y durarán un suspiro.
Yo les puse unas galletitas para decorar, pero podéis servirlas solas o acompañadas o decoradas con lo que tengáis en casa.
Como siempre tengo un bol reservado para compartirlo con vosotros mientras os cuento la receta ¡las buenas costumbres no se pierden!
* 1 litro de leche de soja
* 60 gramos de azúcar
* 60 gramos de harina de maíz (maicena)
* 200 gramos de chocolate negro (o el que a vosotros os guste)
* Galletas para adornar
* Galletas para adornar
Elaboración:
1. En una cazuela ponemos la leche de soja (menos 150 ml que reservamos) y el chocolate troceado y la ponemos a
fuego medio (5 en mi placa de inducción que llega hasta el nueve) y
vamos removiendo de vez en cuando con ayuda de unas varillas manuales (o
una espátula, lo que tengáis en casa, aunque os aconsejo las varillas
para este postre) para ayudar a deshacer el chocolate y para evitar que
se quede en el fondo y se pueda quemar.
2.
Mientras en un bol ponemos la harina de maíz, el azúcar y la leche que habíamos reservado y removemos hasta que quede una masa homogénea y sin grumos
(especialmente de la harina de maiz). Puede parecer que es imposible
pero os aseguro que antes de que os déis cuenta lo tendréis integrado.
El fundamental que le leche esté fría o al menos a temperatura ambiente para que la harina de maíz se disuelva bien sin formar grumos.
3.
Cuando el chocolate esté derretido y la leche esté a punto de romper a
hervir retiramos la cazuela del fuego y vamos añadiendo la mezcla de leche , azúcar y harina poco a poco, en un hilo continuo, a la vez que
vamos removiendo.
4.
Cuando lo hayamos vertido todo ponemos de nuevo la cazuela en el fuego y
le ponemos un fuego medio tirando a bajo ¡y constante! Es fundamental
no someter las natillas a cambios de temperatura para cuajarlas porque
acabarán cortadas. Yo le pongo también el 5 en mi placa que llega a 9 y
nunca he tenido ningún problema.
5.
Una vez en el fuego vamos removiendo continuamente (así evitamos que
puedan romper a hervir porque se acabarían cortando y también que se
puedan quemar) hasta que veamos que las natillas comienzan a espesar. El
tiempo dependerá de cada placa y de cada cazuela (`porque distribuyen
de diferente manera el calor) pero oscilará entre 5 y 15 minutos como
mucho.
6. Vertemos en los vasitos o boles en los que vayamos a presentar, dejamos que se templen, tapamos y guardamos en la nevera.
7. Antes de servir adornamos con unas galletas ¡y listo!
Como os había prometido una receta sencilla, con pocos ingredientes y muy resultona. Y si además da salida a productos que tenemos en casa ¡mejor que mejor!
En verano no apetece estar pasando demasiado calor y postres así se agradecen. Además hago mía la reivindicación que hacía el otro día mi amiga Elisa. Todos nos quejamos del calor del horno (o la vitrocerámica) y nadie se queja del calor que desprende nuestra amiga la plancha y lo tiesa que se queda la ropa tendida a la mínima que te descuidas y por ende más rato de plancha que se necesita.
Encima este verano el aire acondicionado en mi casa está restringido al ser Elena tan pequeña y sólo lo ponemos cuando ella no está para ir bajando la temperatura de las habitaciones, así que lo de planchar bajo el chorro fresquito ¡nada de nada! Aunque jamás he sido muy amiga de estar bajo el aire acondicionado que mi garganta es muy delicada y de momento está afectada.
El fin de semana pasado fue bastante intenso. Creo que aún no me he recuperado y es que eso de estar fuera de casa dos días por uno u otro motivo es agotador ¡más con dos niñas! ¡y tanto calor!
Lara se portó fatal en la iglesia. No es que se portara fatal, es que se portó como una niña. Lo de hablar bajito no es algo que ella entienda y lo de estarse quieta tampoco. Y yo la entiendo porque estaban sus primos y ella quería jugar.
Además se pasó todo el rato preguntando ¿y a Elena también le van a echar agua? ¿y a Elena también le van a echar aceite? y yo siempre "a Elena no le van a hacer nada"
Como ella veía a Elena tan pequeña como el resto de los bebés a los que el sacerdote sí que les "hacía cosas" Lara suponía que a su hermana le harían lo mismo. Yo pasaba de darle explicaciones más allá de decirle que a Elena nadie le iba a echar ni agua ni aceite.
Al final, cuando los padres y la familia comienzan a hacerse las fotos en el altar mayor, Lara ya estaba corriendo y jugando con sus primos. Llegó un momento en el que estaba tan cansada de repetir que allí no se corría, ni se hablaba alto, ni se jugaba que me senté en un banco y le dije a mi marido "creo que nos van a echar, pero como sólo venimos una vez cada cuatro o cinco años déjala que cuando volvamos no se acuerdan de nosotros"
Lara se portó fatal en la iglesia. No es que se portara fatal, es que se portó como una niña. Lo de hablar bajito no es algo que ella entienda y lo de estarse quieta tampoco. Y yo la entiendo porque estaban sus primos y ella quería jugar.
Además se pasó todo el rato preguntando ¿y a Elena también le van a echar agua? ¿y a Elena también le van a echar aceite? y yo siempre "a Elena no le van a hacer nada"
Como ella veía a Elena tan pequeña como el resto de los bebés a los que el sacerdote sí que les "hacía cosas" Lara suponía que a su hermana le harían lo mismo. Yo pasaba de darle explicaciones más allá de decirle que a Elena nadie le iba a echar ni agua ni aceite.
Al final, cuando los padres y la familia comienzan a hacerse las fotos en el altar mayor, Lara ya estaba corriendo y jugando con sus primos. Llegó un momento en el que estaba tan cansada de repetir que allí no se corría, ni se hablaba alto, ni se jugaba que me senté en un banco y le dije a mi marido "creo que nos van a echar, pero como sólo venimos una vez cada cuatro o cinco años déjala que cuando volvamos no se acuerdan de nosotros"
Y he tomado la firme decisión de que llevar a la iglesia a unos niños tan pequeños no es buena idea porque un ratito está tranquila pero si hay más niños acabamos perdiendo toda la autoridad moral que tenemos como padres en beneficio al juego, las risas y la curiosidad.
Elena se portó mejor. Con unos buenos brazos y un abanico que morder a su aire está más que feliz.
El domingo lo pasó peor porque estuvimos comiendo en el Club y hacía muchísimo calor. Así que mis padres en cuanto acabamos de comer se fueron y se la llevaron y los demás nos quedamos en la piscina. Lara lo pasó mejor porque el agua la pierde y aunque llora si alguien le coge sus juguetes agradece tener a mamá sólo pendiente de ella.
Y ahora sí ha llegado el momento de echar el cierre por calor, digo por vacaciones, y darle un respiro a mi cocina virtual (la real no para nunca) aunque sea por poquitos días. En septiembre volveré a encender los fogones regresando con ideas y fuerzas renovadas (esto último con dos niñas en casa no lo tengo tan claro), con más historias para compartir en las Crónicas de Lara (y Elena) y espero encontraros a todos de regreso después de vuestros parones estivales.
Mientras tanto sed felices, no paséis mucho calor y pensad que una vez finiquitado Agosto hemos pasado al menos la mitad del verano y estamos a un paso de empezar la campaña de navidad en los supermercados (si es que este no es el año que empieza en septiembre con la vuelta al cole). ¡Hasta pronto!
Manos a la masa y ¡bon appétit!
Lo primero que entra en mi maleta siempre que nos vamos a pasar el mes de agosto en la playa es un libro o dos. Ahora tengo menos oportunidad de leer, aunque mis hijos son mayores, mis padres también lo son y hay que dedicarles tiempo. Una de mis autoras preferidas es Almudena Grandes, aún no he utilizado el libro electrónico, me gusta el papel, pero no lo descarto. La semana que viene también echaré yo el cierre, creo que voy a ser la última, me resisto siempre a irme porque la blogosfera me hace mucha compañía. Tus natillas nos dejan ese sabor dulce que tanto nos gusta de tu blog, postre sencillo para los dias de verano, nada mejor con lo que agradar en la mesa. Cuando volvamos en septiembre las niñas estarán muy grandes, en un mes con esa edad se nota un montón, ya nos contarás alguna anécdota y estoy segura que algo veremos por Instagram. Disfrutar de estos días en familia porque son impagables. Nos vemos a la vuelta.
ResponderEliminarUn beso.
Querida amiga: Muchas veces me he preguntado cómo es posible que con dos niñas, tu trabajo y el tiempo que lleva mantener un blog abierto, puedas tenerlo al día y no sólo escribiendo unas líneas, pues el caso es que en tu blog no falta nada de nada. Tu "casita" es una especie de diario, nos cuentas parte de tu vida, de tu día a día con esas dos preciosas hijas que tienes, nos hablas de tus aficiones, de tu amor por la lectura que te ha dejado un maravilloso poso a la hora de escribir y expresarte, en fin, que para colmo lo rematas con unos postres que nos hacen salivar y...¡todavía hay más! Hasta nos recomiendas ese precioso libro de Almudena y nos dejas una cita en la que puedo identificarme con ella, para mí, el escribir, ha sido una terapia, una liberación a la congoja acumulada tras las adversidades que nos va presentando la vida, será su ley, no lo dudo, pero no todas las personas lo afrontamos de igual manera.
ResponderEliminarEn fin, que me enrollo demasiado, sólo quiero desearte unas muy felices vacaciones al lado de tu marido y niñas.
Nos veremos a tu regreso, sé muy, muy feliz, te lo mereces.
Cariños.
kasioles
¡Ay, Cuca! Qué gusto da leerte.
ResponderEliminarTambién tengo entre mis libros más disfrutados algunos de Almudena Grandes, y como no Malena, es un imprescindible.
Libros y libros y libros, que no falten, si más de uno se leyera aunque solo fuera un par de ellos en su vida, no dolería la vista con algunas burradas que leemos por ahí.
Disfruta del verano, disfruta de tus niñas y por supuesto de postrecitos como estos, que nos alegran la vida con el mínimo esfuerzo.
Besos y nos vemos en Septiembre.
Hola wapa que sepas que me encanta leerte. Estas natillas aunque solo sea por llevar chocolate ya me conquistan. Besinos
ResponderEliminarHola Cuca. Yo también era de las que desde los 16 iba a la biblioteca y leía muchísimo. Hasta amistad hice con la bibliotecaria que era maestra y mira por dónde, poco después hice las prácticas en su clase.
ResponderEliminarPrefiero mil veces un libro de papel, pero reconozco que los electrónicos son cómodos.
Han sido la blogosfera, blog y redes sociales, los que me han quitado tiempo para leer y eso lo estoy remediando, volviendo a la biblioteca y estando en el club de lectura. Muy recomendable.
Yo no cierro por vacaciones, nunca lo he hecho, pero este año, estoy más cansada y me lo tomo mucho más relajado.
Tus natillas son sencillas y con ese sabor a chocolate negro, perfectas para mí.
Ánimo con el verano y con el calor.
Ahora mismo, aquí estoy sudando, pero con la humedad que hay, es normal, aunque muy pesado.
Un beso grande para ti y tus niñas y disfruta junto a tu marido todo lo que podáis.
Que gran propuesta!!!!!!!! A disfrutar del verano que, para eso está, y tú tranquila que aquí estaremos a tu vuelta.
ResponderEliminarun besote
Un postre divino que a todo el mundo gusta . Con la leche de soja nunca las he preparado, pero igualmente me gustarían.
ResponderEliminarDisfruta mucho de las vacaciones , yo no se si cerraré también porque como bien dices la blogosfera se queda vacía en este próximo mes , ya veremos, sea como sea, nos vemos a la vuelta.
Feliz verano Cuca ! Bss.
Hola Cuca.
ResponderEliminarTe admiro por todo lo que haces, con dos niñas pequeñas, una bebé, con todo el tiempo que necesita,
el trabajo, la casa, con todo lo que tiene, comidas limpieza, lavadora...., el calor, que aquí el el Sur...es como si nos echaran un saco encima y nos agota más que trabajar... y el blog...
Que sunquebtengas en pendientes estas recetas...se necesita su tiempo... y en tu caso con estas entradas más todavía... y que a mi me encanta leerlas y se me hacen cortísimas.
Te mereces un descanso... pero para ti sola... luego ya otro en familia... que una no es un robot y no hay cuerpo que aguante.
Disfruta de tus vacaciones... de tus niñas, tu marido... tu familia... y vuelve porque te estaremos esperando y deseando leer
tus historias...
Estas natillas divinas para lo más chocolateros... nos dejas con sabor dulce
Desearte un feliz y merecido Verano.
Un besazoooooo ¡¡¡😗😗😗
Leí Malena es un un nombre de tango... hace ya muchos veranos.... Almudena Grandes es una de mis escritoras favoritas y siempre me gusta volver a releer sus novelas, aunque reconozco que esta, a pesar que de que gustó muchísimo, en su día... no la he vuelto a leer.
ResponderEliminarAl haber estudiado lengua y literatura, en la Uni, para mí la lectura es algo natural, siempre me veías con un libro o dos o tres... cargados en la mochila. Y aún, me quedan bastantes en casa de mis padres, que por falta de espacio, en mi mini-piso de Barcelona, aún sigo conservando allí... y cuando regreso, en verano, siempre agarro algunos de las estanterías, de mi habitación de soltera y los vuelvo a leer, qué gozada!!
Al leer tu entradilla de la biblioteca, en cierto modo, también me he visto reflejada, pues yo era igual. Siempre iba a la biblioteca del pueblo, en mi adolescencia para traerme libros a mi casa... aún recuerdo pasar las noches y las tardes (sin siesta) enteras leyendo, o mejor dicho devorando los libros... Ahora es casi imposible porque acabo tan agotada que no me dan las fuerzas por la noche, por eso, aprovecho para leer en el metro al ir y volver en el trayecto al trabajo.
Tus natillas se ven genial, y muy sencillitas, así que podría probarlas este verano con mi hermana, cuando la vea en agosto.
Te deseo lo mejor para esta verano, y te mando un beso enorme para tus princecitas. Nos vemos pronto!!!
¡¡Hola Cuca!! Para mí el verano también es tiempo de lectura, aunque es cierto que leo igualmente en invierno, al tener tanto tiempo libre ahora, es cuando leo durante horas, y no los cinco minutos últimos antes de dormir como me pasa en el invierno, que no me da el tiempo para más. Y si mi da porque el libro me gusta mucho, es porque se lo quito al sueño y al día siguiente voy muerta, ja, ja. Me dejo los libros gordos gordos para el verano y los puedo disfrutar mejor y más seguido.
ResponderEliminarTus natillas de chocolate, sólo con llevar chocolate a mí ya me encantan, je, je, y bien podrían ser también una crema de relleno para profiteroles, hojaldres y demás, y al no llevar huevo, mucho mejor para el verano. Yo traigo la cuchara, así que pienso meterla en estos boles tan bonitos donde las has preparado y esa decoración tan mona con las galletas, que se las pondría justo en el momento de añadirlas a los boles porque me encantan las galletas blanditas de las natillas y no crujientes, aunque eso supongo que será en gustos. Pero eso sí, como adorno, así mucho más bonitas.
Mi madre siempre nos decía que sólo podía salir con nosotros cuando "echáramos talento" lo que quería decir, que había ciertos sitios a los que no podíamos ir porque no sabíamos comportarnos, precisamente por ser pequeños. Mi hermana pequeña (la de tu edad), lo recuerda muchísimas veces, sobre todo cuando hablamos que si los niños de hoy en día se portan muy mal aquí o allá y ella siempre recuerda que cuando era pequeña no la dejaban ir a muchos sitios porque era un pequeño trasto, y que ahora comprende muy bien porqué. Yo creo que tampoco llevaría a los niños pequeños a la iglesia como no fuera que me hubiera tocado el niño más bueno del mundo y se quedara clavado como una piedra en una misa ya de por si, tediosa (por lo menos las pocas a las que yo he ido lo son). La mayoría, ves a uno de los padres dentro escuchando la misa, y al otro le toca estar fuera esperando, pero bueno, ahora es lo que te toca, pasar por estos procesos y poco a poco irás viendo donde si puedes ir con las niñas y donde mejor esperar unos añitos. Lo ideal es que se pudiera ir a todo, pero es cierto que hay lugares que parece que todo el mundo te mira porque la niña no para (cosa normal también, es una niña), y en otros que no pasa nada.
Bueno, Cuca, ya sabes que no vuelvo hasta octubre, pero si puedo, me pasaré antes por tu cocina cuando regreses. Que pases buen verano, que disfrutes de tus niñas, que tomes fuerzas para el regreso y espero que encuentres esos ratos para repostear, que si son facilitos, sabes que también nos gustan, que no hay problema, que la gente, lo que busca son, precisamente, recetas fáciles y si además están tan ricas como las que nos preparas, nos alegras la vista y nos dejas con ganas de más. Feliz verano y besitos para toda la familia.
Unas natillas fresquita nadie se resite , pasatelo muy bien , yo no me voy de vacaciones me toca trabajar asi que estare mas perdida , nos vemos a la vuelta besitos
ResponderEliminarHola Cuca, es verdad que los libros son para todo el año, pero también lo es que en verano se tiene más tiempo y apetece más, por lo menos ese es mi caso. Antes de tener el blog leía mucho más, ahora el tiempo que me sobra se lo dedico a él, por eso en verano es cuando más leo, me bajo a la playa y me paso horas leyendo sin darme cuenta o por la tarde en la terraza.
ResponderEliminarTus natillas sencillas me parecen geniales y buenísimas!!
Yo en agosto también cierro mi cocina virtual hasta septiembre, necesitamos descansar....
Feliz verano guapa!! Y disfruta de tu familia.
Un bst.
Mi querida amiga ya veo que te ha gustado y te gusta leer , me ha gustado mucgo como has descrito tus tiempos de biblioteca , parece que te este viendo con esos libros sobre tu pecho jjijiji, Bueno cielo este postre me ha encantado tiene que ser todo un mamjar y, pasalo muy bien en tus vacaciones y disfruta de tus dos princesas que ahora las tienes cerca y se hacen pronto mayores . Mil besicos cielo y te espero con los brazos abiertos
ResponderEliminarHola Cuca, para mi, los libros de papel, hay algo de estéril en la lectura en dispositivos y sólo lo dejo para textos cortos como noticias o cosas asi, de resto no puedo, aunque es muy conveniente por aquello del espacio como dices.
ResponderEliminarTus natillas deliciosas, yo hago un postre parecido con jugo de naranja y maicena, buenísimo contra el calor o si una tiene la garganta irritada, que todo te pasa como piedras, este postrecito refresca mucho.
Este verano parece está pegando fuerte, todas las amigas se han ido a descansar antes de tiempo, pero bueno, no todo es estático y nuestras circunstancias de vida van cambiando.
Deseo que descanses y disfrutes de tus niñas, la lectura y todas las cosas que te gustan, aquí estaremos a la vuelta, yo sigo publicando, por estos días estoy recibiendo muchas visitas en el blog, así que me quedo atendiendo la taguara, jaja!
Besos para las tres, te extrañaremos también estas semanas.
Cuca, un postre delicioso aunque lo hago poquísimas veces y me entusiasma bien frío, muy frío. Te han quedado preciosos.
ResponderEliminarDe libros, qué te voy a decir, ya sabes que es una pasión que siento desde bien pequeña. Siempre me han acompañado bien. Ahora estoy con Joël Dicker (“El libro de los Baltimore”). Me da por temporadas leer española o nuevos escritores extranjeros como es el caso y siempre mis libros en italiano encima de mi mesa en pendientes y nunca en digital.
Tus chiquititas... deben estar para comérselas, esa Lara y sus ocurrencias (forso incluido) hace bien en estar a lo suyo en la iglesia, ¿pretendemos que entiendan nuestros ritos? Hace bien en portarse regular...ja, ja, ja. Y luego ya tú tranquilamente en casa lo que te reiràs de las anécdotas y las “fechorías”. Qué mala maestra seria yo, estaría muerta de risa todo el día.
Lo del orden ni lo menciono, es algo tremendo, todo el día colocando y ordenando lo que me dejan por medio... soy tan ordenada que me complico la vida y sé que no merece la pena, pero no lo puedo remediar.
Cuca, os deseo unas felices vacaciones y sobre todo que disfrutes mucho con todo...libros, niñas, maridín, familia, amigos, piscinas y mucha agua y cómo no, de esos minutos a solas que no tienen precio.
Besos grandes y hasta septiembre.
Hola! Me parece una idea estupenda las bebidas vegetales, yo soy de hacerlas en casa o comprarlas, que es cómodo, y la verdad es que les estoy sacando partido. Las natillas ya porque llevan chocolate me encantan y me las comía con los aojos cerrados, jeje. Pues nada, como dices, no hay mejor temporada para leer que la tranquilidad de las vacaciones, al menos a mi me ocurre. Y desconectar lo necesitamos, este año yo también cierro unas semanas. Pasa buenas vacaciones, con los tus peques y familia, hasta la vuelta!! un beso :)
ResponderEliminarAprendí a leer cuando era muy pequeña (antes que todas mis amigas), y, desde entonces, nunca ha faltado un libro entre mis manos.
ResponderEliminarAhora uso libro electrónico, porque me resulta más cómodo, sobre todo para los viajes, aunque me siga gustando el libro "de papel".
En cuanto a esas natillas, me parecen una delicia, y estupendas para todos los que tienen problemas con la lactosa.
Que tengas un buen verano. Yo aprovecharé agosto para ir programando recetas, que después tendré menos tiempo.
Y disfruta de tus niñas, que crecen rápido.
Besos.
Qué fresquitas y qué ricas con leche vegetal...felices vacaciones! A mí aún me quedan dos semanas y media para cogerlas!
ResponderEliminar¡Hola Cuca! Como le decía a Isabel que penita me da cuando nos despedimos cada año en esta fechas por las vacaciones... Pero estamos todas con ganas de descansar y nos viene bien desconectar un tiempo, para volver con más ganas... Este año va a ser una aventura con las dos princesas en casa, asi que te va a venir de lujo, descansar del blog y disfrutar de todos esos momentos que son inolvidables. Septiembre está a la vuelta de la esquina... verás que pronto se pasan estos días y nos volveremos a ver (yo espero que con algún kilo menos jajaa...) y a seguir endulzando nuestras vidas... Las natillas se ven deliciosas, me gusta esa idea de hacerlas sin huevo por probar cosas diferentes como dices... asi que lo mismo las hago y queda apuntada la receta... Bueno corazón... que disfrutes mucho junto a toda la familia de este verano y nos vemos a la vuelta... Un beso.
ResponderEliminarReina disfruta de tus vacaciones...yo también creo que me las voy a coger, que entre mi casa, la de mi madre, la del sur...y ahora la de mi niña que vuelve a SS después de un montón de años entre Londres Paris y Madrid ¡Y ESTOY ENCANTADA!, creo que gracias a ella estoy superando todo mi estres y mis fatigas por el duelo y el meneo que supone vivir 3 días a la semana en Vitoria que es donde vivía mi madre....en fín...no te voy a contar las penas que también tengo alegrías. Mi casa ya va tomando forma...unas flores aquí, ya casi sin cajas...solo papeles para ordenar, algo que puedes hacer sentada y montones de cosas bonitas de casa de mi madre que me llevo con mucho cariño.....
ResponderEliminarYo leo en verano porque en invierno no me apetece...con las clases de inglés por la tarde,, como que me cuesta coger otro libro después de cenar y me dedico mas a revistas y recetas que también me relaja.....pero ahora si que me voy a poner en cuanto pueda y en vacaciones...tengo un par...El amante Japones....y algún otro que he encontrado por aquí que no había leído.....mi hermana si que es devora libros....y si hay alguno maravilloso, me lo recomienda...así que espero leer un poco mas.
Un beso gordo para las niñas y nos tenemos en el Whatsapp...que un mensajito si te podré enviar.
Marialuisa
Buenas tardes Cuca.
ResponderEliminarQue postre más rico y sano que nos has preparado, estas natillas te han quedado de lujo en esos moldes que has utilizado, aparte que me imagino el sabor tan bueno que tienen que tener.
Dan ganas de coger una cucharita y arañar la pantalla del ordenador a ver si se pueden probar.
Un beso
Paco
Siempre me apetece un cuenco de natillas y si son de chocolate, mucho más!! Se ven geniales!! Bs.
ResponderEliminarHola! qué razón tienes con el olor de los libros! yo hace mil que no leo un libro que no sea de recetas.. espero poder hacerlo este verano jeje nosotras también cerramos hoy el blog hasta septiembre. Por cierto, recetas como estas natillas se agradecen un montón ya que no hay que encender el horno y son postres muy ricos! muchos besis y disfruta del verano con tu familia!!
ResponderEliminarEsta receta la veo más facilona, algo que hasta yo puedo hacer jajaja, además, sigo teniendo moldes por estrenar, así que me voy a tener que poner seria conmigo misma y hacer algo.
ResponderEliminarLo malo que mis remordimientos por la dieta se resienten, jajajaja.
Tu bajada de persiana es más que comprensible. Te lo has ganado.
Sabes que aquí pienso estar cuando vuelvas, en primera fila.
Feliz verano, aunque no te vayas a librar de mi durante jajajajaja
Muaaaaa
Yo también he amado el olor a libro nuevo, pero no así su precio, y claro, los que leemos mucho, no podemos andar oliendo libros nuevos porque nos arruinaríamos. Así que sintiéndolo mucho, yo soy de las que también pasé al lado oscuro con el Kindle y soy feliz feliz.
tanto que si este peta, te digo yo que al momento me compro otro.
Hola, Cuca. Los libros son una excelente compañía y a veces un pequeño vicio como pasa en casa. Gracias a Dios que mis hijas se han llevado los suyos y precisamente ahora mi marido está reorganizando la biblioteca.
ResponderEliminarLas natillas de chocolate riquísimas.
Te deseo un feliz verano que lo disfrutes con tu marido y las dos princesitas.
Besos y hasta la vuelta.
Quiero aprovechar esta oportunidad para contarte lo que el doctor omoogun puede hacer. El doctor omoogun me ayudó a hacer lo que le pedí a Dios, sucedió así, mi esposo me dejó a mí y a mi hijo ciego durante algunos años, he estado tratando de traerlo de regreso y no fue nada fácil para mí, hasta que vi a un amigo que me envió un contacto en Facebook y busqué en Google mi nombre, vi lo que había estado haciendo, luego lo contacté, me dijo que estamos voy a hacer algo que estoy de acuerdo con él, desde entonces mi vida ha cambiado. Mi esposo volvió a mí y vivimos felices juntos y gracias a doctor omoogun que lo hizo posible y puede comunicarse con él; omooguntempleofanswer@gmail.com o llame o whatsapp +2348149416142
ResponderEliminarNombre. Blessing
País. Canadá
Querida Cuca, ya te lo he dicho muchas veces, pero es cierto, y es que me siento identificada con muchas de tus historias con que comienzas las entradas, y esta es una más de ellas... La ilusión de ir a la biblioteca y pasear por sus pasillos buscando libros con que hacer volar la imaginación durante el verano, es un recuerdo que me hace muy feliz. Y tengo que decirte que las natillas también me traen bonitos recuerdos de la niñez-juventud, me encantan, y esta receta tuya me ha cautivado, aunque no soy de leche de soja, creo que el resultado debe ser espectacular! La presentación como siempre de diez!!
ResponderEliminarTe deseo un feliz verano, nos vemos a la vuelta, un beso muy fuerte!!
Me han encantado tus natillas, pero aún más tu historia y cómo describes el olor de los libros. Por ese motivo no deberían perderse, tienen su olor, su historia, me encantan lo antiguos por lo mismo es muy particular cuando es la hija amarillenta y han estado en un sitio con humedad, los hace únicos. No me enrollo. Jeje 😂 mañana más.
ResponderEliminarHola Cuca, una entrada muy bonita, con muchos recuerdos. El postre me ha encantado. Esas natillas con leche de soja tienen un aspecto tentador, nunca he utilizado este tipo de leche pero voy a tenerlo en cuenta. Siempre se aprende . Disfruta de las vacaciones en compañía de tus dos flores. Besos.
ResponderEliminarMmm que ricas!!!! Me encantan las natillas.
ResponderEliminarBesos.
Querida Cuca:
ResponderEliminarYa sabes que soy amante de las natillas. Precisamente tengo una publicación reciente de natillas de chocolate sin lactosa. Así que de buena gana me comía una ahora mismo con esas estupendas galletitas.
¡Ja, ja, ja...! Ya estoy viendo a la peque en la iglesia y la cara de determinadas personas. Y es que los niños en la iglesia, ciertamente, se aburren como ostras y buscan en qué jugar. Espero que pases unas estupendas vacaciones y que disfrutes de tu familia con esos dos tesoros.
Te mando un beso enorme y nos leemos a la vuelta. Yo sigo por aquí, intermitente, pero por aquí. Lo dicho, muchos besos y a disfrutar, que te lo mereces.
Disfruta todo lo que puedas de tu familia en estas vacaciones.
ResponderEliminarHoy me he acordado de ti.
Te dejo un fuerte abrazo.
Kasioles
Me gusta mucho la presentación de estas natillas. Seguro que fueron visto y no visto. Un besote, espero que hayas tenido un verano sabroso y descansado.
ResponderEliminarMe has dado una buena alegría al verte por mi espacio, eso es señal de que ya estás de regreso y que muy pronto nos contarás lo bien que lo habéis pasado y los progresos de tus hijas.
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo con mi agradecimiento.
kasioles