Esta es la primera receta del otoño ¡qué ganas tenía de que llegase esta estación! y aunque el tiempo sigue siendo cálido ya se notan los días más cortos y las noches más fresquitas ¿verdad? Combinación sublime para ir pescando resfriados especialmente si sales temprano de casa.
Mi hija Lara es una especialista en esto pero aún no es el momento de Las Crónicas de Lara ( bautizadas así por mi queridísima Nuria del blog El cuaderno de recetas) sino que toca hablar de la receta de hoy.
Desde que abrí el blog me entraron unas ganas tremendas de preparar algo con moras. Oye toda la vida con una morera en la puerta de casa y con zarzas a un tiro de piedra y yo haciendo caso omiso de ellas. Y fue llegar por estos lares y ver los postres tan bonitos que se pueden hacer ¡y querer preparar algo a toda costa! Pero la naturaleza no está a merced de mis antojos y hay que esperar a que llegue la temporada de cada fruta.
A principios de semana estaba repasando las recetas que tengo en borradores (porque aquí la señora ha estado de feria y el finde pasado la cocina fue una habitación clausurada de mi casa) y de repente me topé con estos muffins que yo juraría que estaban publicados porque nos encantaron y me encuentro con que más de dos años después no han visto aún la luz.
Las fotos son más que básicas pero la receta era tan buena que me he negado a que siguiera esperando ni una semana más para ser publicada. Y no es que este año no haya moras, que las hay, pero estoy tan perezosa para todo que ni siquiera he ido una sola tarde a recoger ¡es casi un delito! A ver si me animo y este finde nos acercamos un ratito y nos venimos con un buen botín.
Mi hija Lara es una especialista en esto pero aún no es el momento de Las Crónicas de Lara ( bautizadas así por mi queridísima Nuria del blog El cuaderno de recetas) sino que toca hablar de la receta de hoy.
Desde que abrí el blog me entraron unas ganas tremendas de preparar algo con moras. Oye toda la vida con una morera en la puerta de casa y con zarzas a un tiro de piedra y yo haciendo caso omiso de ellas. Y fue llegar por estos lares y ver los postres tan bonitos que se pueden hacer ¡y querer preparar algo a toda costa! Pero la naturaleza no está a merced de mis antojos y hay que esperar a que llegue la temporada de cada fruta.
A principios de semana estaba repasando las recetas que tengo en borradores (porque aquí la señora ha estado de feria y el finde pasado la cocina fue una habitación clausurada de mi casa) y de repente me topé con estos muffins que yo juraría que estaban publicados porque nos encantaron y me encuentro con que más de dos años después no han visto aún la luz.
Las fotos son más que básicas pero la receta era tan buena que me he negado a que siguiera esperando ni una semana más para ser publicada. Y no es que este año no haya moras, que las hay, pero estoy tan perezosa para todo que ni siquiera he ido una sola tarde a recoger ¡es casi un delito! A ver si me animo y este finde nos acercamos un ratito y nos venimos con un buen botín.
Cuando los hice tenía clarísimo que iba a preparar unos muffins de moras, me apetecía mucho, mucho, mucho, pero quería que el sabor fuera intenso a frutos rojos así que me decidí a usar yogur y zumo de frutos rojos inventándome la receta a mi antojo. Ahora ya me defiendo en estas lides pero entonces... entonces era otro cantar, aunque por algún lado hay que empezar ¿no?
Mi miedo empezó cuando la masa adquirió un color entre violeta y gris sucio (porque el yogur de frutos del bosque tiene ese color indefinido que a mí me parece que no le hace mucho favor). Muy apetecible no era y os aseguro que invitaba a tirar la toalla y la masa por el fregadero (prueba de mi decepción es que se me olvidó pasar las moras por harina y se fueron casi todas al fondo de los muffins al hornearlos) pero ya que estaba todo hecho y sólo faltaba hornear ¿por qué no probar?
¡Pues menos mal que probé! Porque los muffins quedaron muy ricos y yo muy contenta con este primer experimento con masas a mi libre albedrío.
Al ver las fotos pienso que cuando los repita es posible que pueda levantarles más copete o hacer que las moras se queden repartidas. Sin embargo no son más que detalles estéticos porque de sabor van a seguir siendo igual de ricos.
Además la miga es muy jugosa y con tantas moras en su interior es una gozada comerse uno de ellos en el desayuno ¡o en cualquier momento del día!
Mi miedo empezó cuando la masa adquirió un color entre violeta y gris sucio (porque el yogur de frutos del bosque tiene ese color indefinido que a mí me parece que no le hace mucho favor). Muy apetecible no era y os aseguro que invitaba a tirar la toalla y la masa por el fregadero (prueba de mi decepción es que se me olvidó pasar las moras por harina y se fueron casi todas al fondo de los muffins al hornearlos) pero ya que estaba todo hecho y sólo faltaba hornear ¿por qué no probar?
¡Pues menos mal que probé! Porque los muffins quedaron muy ricos y yo muy contenta con este primer experimento con masas a mi libre albedrío.
Al ver las fotos pienso que cuando los repita es posible que pueda levantarles más copete o hacer que las moras se queden repartidas. Sin embargo no son más que detalles estéticos porque de sabor van a seguir siendo igual de ricos.
Además la miga es muy jugosa y con tantas moras en su interior es una gozada comerse uno de ellos en el desayuno ¡o en cualquier momento del día!
Ingredientes:
* 230 gramos de harina para repostería
* 150 gramos de azúcar
* Un sobre de levadura química (16 gramos)
* 250 gramos de yogur de frutos del bosque o frutos rojos (yo usé uno que tiene trozos pequeños de fruta)
* 80 gramos de aceite de girasol (sí, gramos, hay que pesarlo)
* 50 gramos de zumo de frutos rojos (yo usé uno de LIDL, que está en la zona de refrigerados, pero podéis encontrar en todos los supermercados)
* Dos huevos
* 175 gramos de moras (yo puse 230-240 gramos de moras que eran las que me quedaban en casa y los muffins estaban repletos de moras, pero si tenéis menos cantidad con unas poquitas menos también estarán muy buenos)
Elaboración:
1. En un bol ponemos los ingredientes secos (harina, azúcar y levadura) y mezclamos.
2. En otro bol ponemos los ingredientes húmedos (yogur, aceite, zumo y huevos) y los batimos.
3. Juntamos los ingredientes húmedos con los secos y los mezclamos. Lo ideal es hacerlo con una cuchara de madera o una espátula, con movimientos envolventes y hacerlo en el mínimo de movimientos para meter poco aire en la mezcla. La clave para un buen muffin está en mezclar y no en batir.
4. Por último añadimos a las moras lavadas y secas un par de cucharaditas de harina y mezclamos bien y las incorporamos a la masa de los muffins y las esparcimos bien por toda la masa. No os olvideis de la harina, que a mí me pasó y al hornearse se fueron todas las moras al fondo ¡y mira que había moras por muffin!
5. Ponemos las cápsulas de papel en nuestra bandeja para muffins y con ayuda de una cuchara para helados vamos llenándolas (a mí me gusta llenarlas casi hasta el borde, os aseguro que no se desbordan)
6. Introducimos en el horno precalentado a 190 º C y horneamos durante 7-10 minutos. Después bajamos a 180º C hasta que los muffins lleven en el horno 25 minutos en total. Comprobad siempre el estado de la masa pinchando con un palillo.
7. Dejamos unos cinco minutos en el horno con la puerta entreabierta para que se templen y a continuación los sacamos o les abrimos la puerta completamente y pasados otros cinco minutos desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Como podéis leer son unos muffins muy fáciles de hacer y que se conservan perfectamente guardados en una lata o un tupper que cierren bien ¡y metidos en el frigorífico! Sí, ya sé, ahora parece que hace menos calor, pero siempre os aconsejo que no os la juguéis con las masas que tienen fruta fresca que se ponen malas antes de lo que podamos pensar.
Ahora ya sí que ha llegado el momento de Las crónicas de Lara. Muchos de vosotros la habéis visto por Instagram en los últimos días y sabéis que la pasada semana estuvimos de feria en el pueblo. Decidimos inaugurar una tradición familiar saliendo a desayunar churros y visitando después la feria de muestras. Hasta hace unos años nos tomábamos los churros después de una noche de fiesta y ahora hemos pasado a ser una familia "decente" que se levanta para salir a desayunar en lugar de desayunar y acostarse ja ja ja
Hay un tiempo para todo y el de turronera a mí me pasó hace ya algunos años, no sólo desde que Lara nació. La pobre ha estado malita, con muchos mocos y un poquito de tos por el atasco. El problema está en que mocos atascados + tos ha dado como resultado vomitar, a cualquier hora y en cualquier lugar (como el coche de mamá camino de la feria y por tanto nos obligó a volver a casa y volver a pasar por chapa y pintura)
Por lo demás ella se lo ha pasado genial. Al principio le daba miedo tanto ruido y tantas luces pero de momento se hizo a ello y lo difícil era llevársela de la feria. La pobre es muy buena y no pide nada. Le gustan los cacharritos pero sólo verlos, las luces, la música... no hemos insistido para que suba en ninguno ¡ya habrá tiempo de ello!
Le hemos comprado cuatro chorradas típicas de estos saraos pero más por nosotros que por ella que sólo se enamoró de un conejo de peluche tremendamente suave y que ya lo querría yo para mí. Cruzo los dedos para que sus resfriados de este curso sean suaves y que por favor, por favor, por favor no vengan acompañados de vómitos que el viernes tuve que lavar hasta las cortinas del salón.
No acabo con mucho glamour la entrada de hoy porque hablar de vómitos no incita a preparar ningún postre, pero como mi cocina virtual es un fiel reflejo de la vida al otro lado de la pantalla los mocos y los vómitos se llevan mucho en la temporada otoño-invierno (de cualquier año) si tienes peques en casa.
Sed felices, disfrutad de la nueva estación y nos leemos la semana que viene
Por lo demás ella se lo ha pasado genial. Al principio le daba miedo tanto ruido y tantas luces pero de momento se hizo a ello y lo difícil era llevársela de la feria. La pobre es muy buena y no pide nada. Le gustan los cacharritos pero sólo verlos, las luces, la música... no hemos insistido para que suba en ninguno ¡ya habrá tiempo de ello!
Le hemos comprado cuatro chorradas típicas de estos saraos pero más por nosotros que por ella que sólo se enamoró de un conejo de peluche tremendamente suave y que ya lo querría yo para mí. Cruzo los dedos para que sus resfriados de este curso sean suaves y que por favor, por favor, por favor no vengan acompañados de vómitos que el viernes tuve que lavar hasta las cortinas del salón.
No acabo con mucho glamour la entrada de hoy porque hablar de vómitos no incita a preparar ningún postre, pero como mi cocina virtual es un fiel reflejo de la vida al otro lado de la pantalla los mocos y los vómitos se llevan mucho en la temporada otoño-invierno (de cualquier año) si tienes peques en casa.
Sed felices, disfrutad de la nueva estación y nos leemos la semana que viene
Manos a la masa y ¡bon appétit!
